Página 108 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Cristo Nuestro Salvador
Llenos de gozo los caudillos de las huestes celestiales adoran al
Redentor. La innumerable compañía se postra ante él y en los atrios
celestiales suena y vuelve a repercutir el himno:
“¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder,
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y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la
bendición!”
Apocalipsis 5:12
.
Los creyentes en Cristo son “aceptos en el Amado.” (V. Valera.)
En presencia de las huestes celestiales el Padre ha ratificado el pacto
hecho con Cristo, de que recibirá a los pecadores arrepentidos y
obedientes y de que los amará como ama a su Hijo. Donde esté el
Redentor allí también estarán los redimidos.
El Hijo de Dios ha vencido al príncipe de las tinieblas y ha
triunfado sobre la muerte y el sepulcro. Los cielos resuenan con
gloriosos himnos que proclaman:
“¡Bendición, y honra y gloria y dominio al que está sentado sobre
el trono, y al Cordero, por los siglos de los siglos!”
Apocalipsis 5:13
.
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