Página 111 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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La segunda venida
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El 13 de noviembre de 1833 observóse una lluvia de estrellas co-
mo nunca se había visto hasta entonces. Miles de personas volvieron
a creer que el día del juicio había llegado.
Desde entonces se han multiplicado las señales: terremotos,
maremotos, tempestades, pestilencias y hambres, destrucciones por
fuego y agua. Todo esto, y “la angustia de naciones en perplejidad,”
declaran que la venida del Señor está cerca.
De los que contemplan estas señales dice Cristo: “No pasará
esta generación, hasta que todo esto sea hecho. El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
Mateo 24:34, 35
.
“El Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano,
con la voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en
Cristo se levantarán primero; luego, nosotros los vivientes, los que
hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos a las
nubes, al encuentro del Señor, en el aire; y así estaremos siempre
con el Señor. Consolaos pues los unos a los otros con estas palabras.”
1 Tesalonicenses 4:16-18
.
Cristo viene, viene en las nubes y con grande gloria. Una muche-
dumbre de ángeles resplandecientes le servirá. Vendrá para resucitar
a los muertos y para transformar a los santos que estén vivos y darles
gloria.
Vendrá para dar honra a los que le hayan amado y que hayan
guardado sus mandamientos, y los llevará consigo. No se ha olvidado
de ellos ni de su promesa.
Ha de reanudarse la cadena de la familia. Cuando pensamos en
nuestros amados que han muerto, pensamos también en la mañana
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en que la trompeta de Dios ha de resonar, y en que “los muertos
resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos mudados.”
1 Corintios
15:52
.
Ese tiempo está cerca. Aún un poco más, y veremos al Rey en
su belleza. Aún un poco más, y él enjugará toda lágrima de nuestros
ojos. Aún un poco más, y nos presentará “irreprensibles delante de
la presencia de su gloria con gozo extremado.”
Judas 24
.
Por lo tanto, al darnos él las señales de su venida, dijo: “Mas en
comenzando a suceder estas cosas, erguíos y alzad vuestras cabezas;
porque vuestra redención se va acercando.”
Lucas 21:28
.
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