Página 14 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Cristo Nuestro Salvador
Así es como Dios escoge a personas humildes como testigos
suyos y con frecuencia pasa por alto a aquellos a quienes el mundo
llama grandes. Muchos de ellos son como los sacerdotes y gober-
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nantes judíos, y se afanan por servirse y honrarse a sí mismos, pero
piensan poco en servir y honrar a Dios. Por tanto, Dios no puede
escogerlos para que hablen a otros de su amor y misericordia.
María, la madre de Jesús, pensó mucho en la profecía admirable
de Simeón. Mientras miraba al niño en sus brazos y recordaba lo
que los pastores de Belén habían dicho, su corazón se llenaba de
gozo, gratitud y esperanza.
Las palabras de Simeón le hicieron recordar la profecía de Isaías.
Sabía que se referían a Jesús estas palabras admirables:
“El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz, y sobre los
habitantes de la tierra de sombra de muerte, luz ha resplandecido....
Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos es dado: y el dominio
estará sobre su hombro; y se le darán por nombres suyos: Maravi-
lloso, Consejero, Poderoso Dios, Padre del siglo eterno, Príncipe de
Paz.”
Isaías 9:2, 6
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