Página 30 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Cristo Nuestro Salvador
Cuando Satanás se presentó por primera vez a Cristo en el desier-
to, revestía la apariencia de un ángel de luz y se daba por mensajero
del cielo.
Dijo a Jesús que no era voluntad de su Padre que sufriera hambre;
que bastaba con que mostrase su buena voluntad para sufrir.
Cuando Jesús sentía los más agudos tormentos del hambre, Sata-
nás le dijo: “Si Hijo eres de Dios, manda que estas piedras se hagan
panes.”
Pero el Salvador había venido para llevar una vida que nos sir-
viera de ejemplo y tenía que sufrir como nosotros; no debía hacer
milagro alguno en provecho suyo. Todos sus milagros los debía
hacer en beneficio de los demás, así que contestó a Satanás:
“Escrito está: No de pan solamente vivirá el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.”
De este modo demostró que es de mucho menos importancia
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proveernos de alimento que obedecer a la palabra de Dios. Los
que obedecen a la voluntad de Dios pueden contar, conforme a la
promesa de Dios, con todo lo necesario para la vida actual, y además
con la vida eterna.
Habiendo fracasado en su propósito de vencer a Cristo en la
primera gran tentación, Satanás le llevó a una de las almenas del
templo de Jerusalén, y le dijo: “Si Hijo eres de Dios, échate de aquí
abajo; porque está escrito: A sus ángeles dará encargo acerca de ti;
y sobre sus manos te elevarán, para que no tropieces con tu pie en
alguna piedra.”
Esta vez Satanás siguió el ejemplo de Cristo al citar las Escri-
turas. Pero la promesa a la cual aludía el diablo no es para los que
voluntariamente se ponen en peligro. Dios no había dicho a Cristo
que debía echarse del templo abajo. Jesús no quiso hacerlo para
agradar a Satanás, y por lo tanto le contestó: “También está escrito:
No tentarás al Señor tu Dios.”
Debemos confiar en el cuidado de nuestro Padre celestial; pero
no debemos ir adonde él no nos manda. Tampoco debemos hacer lo
que él prohibió.
Por el hecho de que Dios es misericordioso y quiere perdonar,
hay quienes dicen que no hay peligro en desobedecerle. Esto es
presunción. Dios perdona a todos los que se lo piden y se apartan