Página 62 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Cristo Nuestro Salvador
Mientras estaban aun en la mesa, Jesús tomó pan y dió gracias.
Luego lo partió y lo entregó a los discípulos diciendo: “Esto es mi
cuerpo, que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de mí.
“Tomó asimismo la copa también, después que hubieron cenado,
diciendo: Esta copa es el Nuevo Pacto en mi sangre, la cual es
derramada por vosotros.”
Lucas 22:19, 20
.
La Biblia dice: “Porque cuantas veces comiereis este pan y
bebiereis esta copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que él
venga.”
1 Corintios 11:26
.
El pan y el vino representan el cuerpo y la sangre de Cristo. Así
como el pan fué partido y vertido el vino, así también el cuerpo
de Cristo fué quebrantado en la cruz y su sangre derramada para
salvarnos de la muerte eterna.
Confesamos que creemos esto cuando comemos el pan y be-
bemos el vino. Manifestamos que nos arrepentimos de nuestros
pecados y que recibimos a Cristo como nuestro Salvador.
Mientras los discípulos estaban a la mesa con Jesús, notaron que
aún parecía muy turbado. Una sombra de tristeza los cubría a todos
y comieron en silencio.
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Finalmente Jesús les dijo: “En verdad os digo, que uno de voso-
tros me va a entregar.”
Estas palabras sorprendieron y afligieron a los discípulos. Cada
cual se puso a escudriñar su corazón para ver si en él había algún
mal pensamiento contra su Maestro.
Uno tras otro le preguntaron: “¿Acaso soy yo, Señor?”
Judas fué el único que guardó silencio. Esto atrajo sobre él las
miradas de los demás. Al notarlo preguntó también: “¿Acaso soy
yo, Rabbí?”
Con toda solemnidad Jesús contestó: “Tú lo has dicho.”
Mateo
26:21, 22, 25
.
Jesús había lavado los pies de Judas, mas esto no le inspiró amor
hacia el Salvador. Se enojó al ver a Cristo desempeñar la tarea de un
criado. Comprendió entonces que Cristo no sería proclamado rey y
se sintió tanto más resuelto a entregarle.
Ni siquiera cuando comprendió que su propósito era conocido
sintió temor. Lleno de enojo, salió apresuradamente del aposento
para llevar a cabo su perverso plan. La salida de Judas fué un alivio