Página 70 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Cristo Nuestro Salvador
Estas blandas palabras hubieran debido conmover el corazón de
Judas; pero todo sentimiento de ternura y de honor le había dejado.
Había consentido en que Satanás se apoderara de él. Se sostuvo
firme ante el Señor, y no sintió ninguna vergüenza de entregarlo a la
turba cruel.
Jesús no rehusó el beso del traidor. En esto nos dió un ejemplo de
mansedumbre, de amor y de misericordia. Si somos sus discípulos,
debemos tratar a nuestros enemigos como nuestro Maestro trató a
Judas.
Aquella turba sanguinaria cobró ánimo cuando vió a Judas tocar
aquella forma que momentos antes se había presentado tan glorio-
samente ante su vista. En seguida prendieron a Jesús y ligaron esas
manos que nunca habían hecho más que el bien
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Los discípulos no creían que Jesús se dejaría prender. Sabían que
el poder que había derribado aquel tropel de gente dejándolo como
montón de muertos, podía librar a su Maestro de sus enemigos.
Grande fué su pesar e indignación cuando vieron traer las cuerdas
para atar las manos de Aquel a quien tanto amaban. Pedro, lleno
de ira, sacó su espada y con un golpe temerario le cortó la oreja al
criado del sumo sacerdote.
Cuando vió Jesús lo que Pedro había hecho, se soltó las manos,
aunque los soldados romanos se las tenían fuertemente atadas, y dijo:
“Sufrid aún esto.”
Lucas 22:51
. Tocó la oreja herida y al momento
sanó.
Luego dijo a Pedro: “Vuelve tu espada a su lugar; porque todos
los que toman la espada, a espada perecerán. ¿O acaso piensas tú
que no puedo orar a mi Padre, y él, ahora mismo, pondría a mi
servicio más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo se cumplirían
entonces las Escrituras, que es menester que sea hecho así?”
Mateo
26:52-54
. “La copa que me ha dado mi Padre, ¿acaso no la he de
beber?”
Juan 18:11
.
Luego volviéndose al sumo sacerdote y los príncipes del templo
que estaban entre la muchedumbre homicida, les dijo: “¿Como
contra un ladrón habéis salido con espadas y palos, para prenderme?
Todos los días estaba con vosotros enseñando en el Templo, y no
“Judas ... no se olvidó del papel que tenía que representar. Acercándose a Jesús le
dió el beso traidor.” Al no rechazarlo, el Señor demostró su misericordia.