Página 75 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

Basic HTML Version

Ante Anas, Caifas y el Sanedrin
71
“¡Ha blasfemado! ¿qué más necesidad tenemos de testigos? ¡He
aquí, ahora habéis oído la blasfemia! ¿Qué os parece?” Los jueces
respondieron: “¡Digno es de muerte!”
Mateo 26:65, 66
.
Era contrario a la ley judaica procesar de noche a un reo. Aunque
la condenación de Cristo estaba ya resuelta, debía verificarse no
obstante un proceso formal durante el día.
Jesús fué llevado al cuarto de la guardia, donde sufrió escarnio y
ultraje de parte de los soldados y de la turba.
Al romper el día fué llevado otra vez ante sus jueces y fué pro-
nunciada la sentencia final.
Una furia satánica se apoderó entonces de la muchedumbre. El
ruido de sus voces era como rugido de fieras. Todos se precipitaban
hacia Jesús gritando: ¡Es culpable, matadlo! y de no haber sido
por los soldados romanos, Jesús habría sido despedazado. Pero las
autoridades romanas intervinieron, y con la fuerza de las armas
contuvieron la violencia del populacho.
Los sacerdotes y gobernantes, así como otros sujetos infames
y de baja ralea, se empeñaron en injuriar y matar al Salvador. Le
[107]
cubrieron la cabeza con un manto viejo y le herían en el rostro
diciendo: “¡Profetízanos, oh Cristol ¿quién es el que te pegó?”
Mateo
26:68
.
Descubriéndole la cabeza, un miserable le escupió en la cara.
En el registro de los ángeles de Dios consta toda mirada, toda
palabra insultante y toda crueldad que tuvieron entonces por blanco
la persona adorada de su Señor. Llegará el día en que esos hombres
viles que escarnecieron a Cristo y escupieron en su pálido aunque
sereno rostro, le contemplarán glorioso y más radiante que el sol.
[108]