Página 82 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Cristo Nuestro Salvador
mandato de Herodes. El corazón que siempre se había dejado con-
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mover hasta por las súplicas de los pecadores más empedernidos,
permaneció insensible ante el orgulloso rey que no sentía necesidad
de un Salvador.
En su enojo, Herodes se volvió hacia el pueblo y declaró que
Jesús era un impostor. Pero los acusadores del Salvador sabían bien
que no lo era, pues habían presenciado demasiadas de sus grandes
obras para creer cosa semejante.
Entonces el rey empezó a burlarse con desprecio y a ridiculizar
ignominiosamente al Hijo de Dios. “Y Herodes con sus soldados
le trató con desprecio; y haciendo burla de él, le vistió de una ropa
esplendorosa.”
Lucas 23:11
.
Al ver el malvado rey que Jesús lo sufría todo con silenciosa
resignación, le embargó el súbito temor de que esa persona no fuese
un hombre como otro cualquiera. Comenzó a preguntarse si aquel
preso no sería algún ser celestial descendido a la tierra.
Herodes no se atrevió a ratificar la condena de Jesús; y para
librarse de tan terrible responsabilidad devolvió a Jesús a Pilato.
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