Página 83 - Cristo Nuestro Salvador (1976)

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Sentenciado por Pilato
Cuando los judíos volvieron de donde estaba Herodes, llevando
a Jesús otra vez a Pilato, éste se disgustó mucho y les preguntó qué
querían que hiciera. Les recordó que ya había examinado a Jesús sin
encontrar en él culpa alguna. Les dijo que de los cargos que habían
levantado contra él no habían podido comprobar ninguno.
Como se vió ya, le habían llevado ante Herodes, y éste, que era
judío como ellos mismos, tampoco había encontrado en él cosa al-
guna que mereciese la muerte. Pero para apaciguar a los acusadores,
les dijo: “Por tanto le castigaré, y le soltaré.”
Lucas 23:16
.
En esto mostró Pilato la debilidad de su carácter. Había recono-
cido que Cristo era inocente, ¿por qué, entonces, había de castigarle?
Esto era transigir con el mal. Los judíos no dejaron de sacar parti-
do de esta inconsecuencia. Habían logrado intimidar al gobernador
romano y aprovecharon la ventaja así obtenida hasta conseguir la
condenación de Jesús.
La multitud clamaba con mayor fuerza pidiendo la vida del
preso.
Mientras Pilato vacilaba sobre lo que debía hacer, le trajeron una
carta de su esposa, en la cual le decía:
“Nada tengas que ver con ese justo; porque he padecido muchas
[120]
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cosas hoy en sueños a causa de él.”
Mateo 27:19
.
Al leer esto Pilato sé puso pálido; pero el clamor de la multitud
aumentó al ver su irresolución.
El gobernador se vió obligado a proceder. Era costumbre que
en la fiesta de la pascua se soltara a algún preso a elección del
pueblo. Hacía poco que los soldados romanos habían arrestado a un
conocido ladrón llamado Barrabás, que no era sino un vil asesino.
Pilato, dirigiéndose al pueblo, le preguntó con mucha formalidad:
“¿A quién queréis que os suelte? ¿a Barrabás, o a Jesús, que es
llamado Cristo?”
Mateo 27:17
.
“Mas ellos gritaron todos juntos, diciendo: ¡Quita a éste, mas
suéltanos a Barrabás!”
Lucas 23:18
.
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