Tolerancia hacia los demás
Toda asociación en la vida exige que ejerzamos dominio propio,
tolerancia y simpatía. Diferimos tanto en disposiciones, hábitos,
educación, que nuestro modo de considerar las cosas es diferente.
Nuestro juicio lo es también. Nuestro modo de entender la verdad,
nuestras ideas respecto del comportamiento en la vida, no son idén-
ticos en todos los puntos. No hay dos personas cuyas experiencias
sean iguales en todo particular. Las pruebas de uno no son las de
otro. Los deberes que a uno le parecen fáciles, son para otro en
extremo difíciles y lo dejan perplejo.
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Tan frágil, tan ignorante, tan sujeta a mala inteligencia es la na-
turaleza humana, que cada cual debe ser prudente al apreciar a su
prójimo. Poco sabemos de la influencia de nuestros actos en la expe-
riencia de los demás. Lo que hacemos o decimos puede parecernos
de poca monta, cuando, si pudiéramos abrir los ojos, veríamos cuán
importantes son los resultados que de aquello dependen para bien o
mal.—
Testimonies on Sabbath School Work, 117
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