Página 126 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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El amor como poder compulsivo
Manifestamos muy poca simpatía en nuestro trabajo por las
almas. No existe ese poder de suplicar, instar y atraer que Dios
quiere que ejerzamos para que se reconcilien las almas con él. Si
enseñamos la verdad como es en Jesús, no se considerará la religión
corno una tarea desagradable, sino como un deleite. Manifiesten los
maestros en su labor alegría, gratitud, y un corazón lleno de ternura
y compasión cristianas, y leuden los corazones de sus alumnos con
el espíritu de amor desinteresado, porque éste es el espíritu que
impregna el cielo. ¿No dejarán los obreros de la escuela sabática
todo orgullo y amor propio, y llegarán a ser sinceramente y de todo
corazón hacedores de la palabra? “Vestíos del Señor Jesucristo; y
no hagáis caso de la carne en sus deseos.” La fe genuina confía
en Cristo y se somete a él sin vacilación ni reserva, consintiendo
en seguirle dondequiera que vaya. Cuando esto se cumpla, como
resultado de esfuerzos bien dirigidos, le serán traídas muchas almas
al Maestro como gavillas preciosas.
Los padres y maestros deberían procurar impresionar la mente de
los niños desde sus primeros años con la importancia de la salvación.
Deberían enseñar a los niños que Dios es su Padre Celestial, que
su amor les es expresado en el don de su unigénito Hijo, y que el
Salvador del mundo demostró su amor para con ellos viniendo a
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nuestro mundo a morir, para que nosotros pudiésemos vivir. Si estas
lecciones son presentadas con amor y ternura, dejarán en la mente
y el corazón de la juventud una impresión duradera. Así como el
espejo refleja imágenes y objetos cuando son revelados por la luz
del sol, así la mente reflejará estos temas cuando sean iluminados
por el amor de Cristo.—
Testimonies on Sabbath School Work, 100,
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