192
Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica
noble y eficiente del mundo. Este debe ser el objeto y la ambición
de cada obrero de la escuela.
Se necesitan verdaderos directores
Los directores de nuestras escuelas deberían ser hombres y muje-
res de intuición aguda, que tengan el Espíritu de Dios para ayudarles
a leer el carácter, que tengan aptitud para dirigir, que puedan enten-
der las diferentes fases del carácter, y ejerzan tino y sabiduría en
su trabajo en favor de las diversas mentes. Muchos pueden ocupar
nominalmente el puesto de director, pero se necesitan hombres ca-
paces de desempeñarlo en todo el sentido de la palabra. Muchos hay
que con bastante habilidad pueden seguir la rutina; pero no pueden
impartir valor y esperanza, inspirar pensamientos, avivar la energía, e
impartir tal vida, que la escuela llegue a ser un poder vivo y creciente
para el bien.
Hay un gran campo abierto también para los maestros, y ellos
deberían tratar de aprender cómo trabajar de manera que puedan
dirigir y desarrollar la mente y el corazón de los niños. Deberían
poseer la sabiduría que viene de lo alto, para que puedan tener buen
[183]
éxito en su trato con los jóvenes y niños. Muchos maestros son
cortos de vista, y proceden para con los jóvenes de un modo que no
tiende a producir buenos resultados; y en lugar de adelanto, se ve
retroceso. Lo que necesitan, tanto los obreros como los alumnos, es
el don del Espíritu Santo, para que no haya reformas espasmódicas,
sino un firme crecimiento en la gracia, un constante aumento de vida
y poder espirituales.—
Testimonies on Sabbath-School Work, 91-94
.