Página 195 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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El Espíritu Santo es esencial para el éxito
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Preguntas importantes
¿Por qué razón hay muchos en nuestras iglesias que no están
firmes, arraigados y fundados en la verdad? ¿Por qué hay en la
iglesia quienes andan en tinieblas y sin luz, cuyos testimonios son
faltos de ánimo, fríos y llenos de quejas? ¿Por qué hay personas
cuyos pies parecen estar a punto de desviarse por sendas prohibidas,
quienes siempre tienen una triste historia que relatar de tentaciones
y derrotas? ¿Han sentido los miembros de la iglesia su responsa-
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bilidad? ¿Han cuidado los ancianos y diáconos de la iglesia a los
débiles y extraviados? ¿Se han dado cuenta de que los vacilantes
están en peligro de perder sus almas? ¿Habéis procurado por medio
del precepto y del ejemplo, colocar sobre la Roca eterna los pies
de los descarriados? ¿Han reconocido los maestros y dirigentes de
la escuela sabática que tienen que hacer algo para guiar los pies de
los jóvenes a las sendas seguras, y que deberían renunciar a todo
interés egoísta, para poder ser ganadores de almas para el Maestro?
Se necesita decididamente una reforma en todos los ramos de la
obra.
Un poder vivificador
Maravillosas oportunidades pasan sin ser aprovechadas en nues-
tra obra de la escuela sabática. Que los hombres y mujeres que
poseen dones variados entren en la obra y, en el temor de Dios, ha-
gan lo mejor que puedan por salvar a la juventud. No se permita que
aquellos que tienen un modo mecánico de hacer las cosas, tomen
completamente a su cargo la escuela y la sometan a formas ceremo-
niosas; a costumbres rigurosamente exactas, y con todo, sofoquen su
vida con un sinnúmero de reglamentos. Es esencial que haya orden,
pero juntamente con nuestras leyes y reglamentos necesitamos mu-
cho más conocimiento espiritual. Necesitamos un poder vivificador,
un entusiasmo celoso, una verdadera animación, para que nuestras
escuelas sean llenadas de un ambiente de verdadera piedad y pureza;
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para que haya verdadero progreso religioso; para que el temor de
Dios llene la escuela, y el director y los encargados no se den por
satisfechos con procedimientos muertos y formales, sino que pongan
en juego todo medio posible para que la escuela llegue a ser la más