Mantened el dominio propio
Puede ser que los alumnos de vuestra clase sean perversos, obs-
tinados e inclinados al mal; tal vez prueben severamente vuestra
paciencia, y sin embargo, sus corazones son terreno en que podéis
sembrar la semilla celestial que dará una cosecha de bien. Si el
maestro no se halla imbuído del Espíritu de Dios, se desanimará,
perderá el dominio propio, y por una palabra impaciente, por una
reprensión severa, puede perder toda su influencia y hacer fracasar
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su obra.—
Testimonies on Sabbath-School Work, 44
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