Página 216 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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La reprimenda, la acusación y la irritación son
inútiles
No aprovechará nada el reprender y acusar a vuestros alumnos y
el quejaros cuando manifiestan un espíritu de inquietud y travesura.
Recordad que habéis de ser pacientes colaboradores de Dios, y que
todo el cielo está interesado en la obra que estáis haciendo; recordad
que cualquier parte de la obra de Dios significa esfuerzo y trabajo
de alma. “Portaos varonilmente, y esforzaos.” Preguntad a vuestro
Maestro, el cual se sometió a la humillación y sufrió la muerte de
cruz, qué es lo que quiere que hagáis. Llevad con vosotros a la obra
todos los talentos que os han sido confiados, y entregadlos a los
banqueros. Mediante la gracia de Cristo podréis efectuar una obra
preciosa para el Maestro. La riqueza de los recursos divinos está
a vuestra disposición, y por medio de la oración y la fe, podréis
echar mano de las promesas de Dios, y apropiároslas según vuestra
necesidad.
El amor es un poder subyugante
Consagraos vosotros mismos y todo lo que tenéis al servicio de
Aquel que os amó, y se dió a sí mismo por vosotros. Jesús dice:
“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto; y
seáis así mis discípulos.” Esto tanto vale para la obra de la escuela
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sabática como para la obra del pastor. Ahora se ofrece la áurea
oportunidad de sembrar semilla preciosa que brotará y dará fruto
para vida eterna. Ahora podréis ser sabor de vida para vida; porque
cuando podéis impartir a otros una verdad que habéis adquirido
por una experiencia profunda, ella tiene un poder vivificador que
impresionará los corazones y los atraerá a Jesús. Cuando Jesús está
atrayendo, y sus colaboradores están trabajando en armonía con él,
ha de ser duro el corazón que no se deje impresionar y subyugar por
el poder del amor divino.—
Testimonies on Sabbath-School Work,
69, 70
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