El maestro ha de ser alguien que aprende
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a vuestros alumnos en la escuela sabática un tema de la Palabra
de Dios, debéis exponer las razones de vuestra fe tan claramente
que ellos queden convencidos de su verdad. Debéis escudriñar y
comparar diligentemente las evidencias de la Palabra de Dios sobre
los mensajes que él manda a su iglesia, para saber lo que es verdad, y
poder guiar a la senda de justicia a los que esperan vuestra dirección.
Escuchad con candor
Cuando se os pida que escuchéis las razones de una doctrina
que no entendéis, no condeneis el mensaje mientras no lo hayáis
investigado prolijamente y sepáis por la Palabra de Dios que no es
defendible. Si yo tuviera la oportunidad, hablaría a los alumnos de
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todas las escuelas sabáticas del país, suplicando fervientemente en
alta voz que acudan a la Palabra de Dios en busca de la verdad y la
luz. Dios tiene preciosa luz que ha de impartir a su pueblo justamente
en este tiempo, y vosotros debéis esforzaros fervorosamente en
vuestra investigación, para poner la mira nada menos que en un
conocimiento cabal de todos los puntos de la verdad, a fin de que en
el día de Dios no seáis hallados entre aquellos que no han vivido de
toda palabra que sale de la boca de Dios.
La enorme importancia de lo que está en juego al descuidar
la Palabra de Dios debe tomarse seriamente en consideración. El
estudio de la Biblia es digno del mayor esfuerzo mental y de los
talentos más santificados. Cuando se presenta una luz nueva a la
iglesia, es peligroso que la rechacéis. Rehusar escuchar porque abri-
gáis prejuicio contra el mensaje o el mensajero no excusará vuestro
caso delante de Dios. Condenar aquello que no habéis oído y que no
entendéis, no ensalzará vuestra sabiduría ante los ojos de aquellos
que son cándidos en sus investigaciones de la verdad. Y hablar con
desprecio de aquellos a quienes Dios ha enviado con un mensaje de
verdad es insensatez y locura. Si nuestros jóvenes están procurando
educarse a sí mismos para ser obreros en la causa del Señor, deben
aprender su camino y vivir de toda palabra que sale de su boca. No
deben llegar a la conclusión de que toda la verdad ha sido revelada,
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y que el Infinito no tiene más luz para su pueblo. Si se atrincheran en
la creencia de que toda la verdad ha sido revelada, estarán en peligro
de desechar como inútiles las preciosas joyas de verdad que serán