Página 59 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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Nuestro alimento espiritual cotidiano
Necesitamos comprender estas palabras de Cristo: “La carne
nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espíritu y
son vida.” La Santa Palabra ha de ser aceptada e incorporada en
la vida práctica. La vida espiritual consiste en que Cristo sea la
luz y la vida del templo del alma, así como la sangre es la vida
del cuerpo. A todos los que estudian la Palabra se los representa
como alimentándose de la Palabra, esto es, de Cristo... Así como las
necesidades corporales deben ser suplidas todos los días, la Palabra
de Dios debe ser estudiada cotidianamente: debe ser comida, digerida
y practicada. Esto continúa nutriendo el alma y manteniéndola con
salud. El descuido de la Palabra significa hambre para el alma. La
Palabra describe al hombre bienaventurado meditando día y noche
en las verdades de la Palabra de Dios. Todos nosotros hemos de
alimentarnos de la Palabra de Dios. La relación de la Palabra con
el creyente es un asunto vital. El apropiarnos de la Palabra para
nuestras necesidades espirituales, es comer de las hojas del árbol de
la vida, que son para la sanidad de las naciones. Estudiad la Palabra,
y practicadla, porque ella es vuestra vida.—
Carta 4, 1902
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