Página 62 - Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica (1992)

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Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica
Resultados del fracaso de los padres
¡Cuán diferente habría sido la relación bíblica de la historia de
Israel, nación tan altamente favorecida del Señor, si sus miembros
hubiesen puesto por obra la instrucción que les fué dada desde la
columna de nube por el Hijo del Dios viviente! Pero no siguieron
diligentemente las admoniciones dadas. Dejaron de enseñar a sus
hijos los requerimientos de Dios; y los tristes resultados están pin-
tados delante de nosotros en una nación rechazada por Dios. Ellos
se separaron tanto de la sabiduría de Dios que, cuando apareció el
Gran Maestro, Jesús, el Redentor del mundo, clamaron: “¡Quítale!”
Veneraron más la tradición de los hombres que los mandamientos
de Dios. Las falsas prácticas y las invenciones humanas habían to-
mado el lugar de la enseñanza pura de Dios. Aquello que hubiera
debido llegar a ser parte de su mismo ser, fué considerado de poca
importancia y valor.
Cuando Cristo vino al mundo para ejemplificar la religión ge-
nuina, y exaltar los principios que deberían gobernar los corazones
y acciones de los hombres, la falsedad se había apoderado tan pro-
fundamente de aquellos que habían tenido tan grande luz, que ya
no comprendían la luz, ni tenían inclinación alguna a renunciar a la
tradición para aceptar la verdad. Rechazaron al Maestro celestial,
crucificaron al Señor de gloria, a fin de poder retener sus propias
costumbres e invenciones. El mismísimo espíritu se manifiesta en
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el mundo hoy. Los hombres son reacios a investigar la verdad, por
miedo de que sean estorbadas sus tradiciones y sea introducido un
nuevo orden de cosas. Hay en la humanidad una constante tenden-
cia a errar, y los hombres están por naturaleza inclinados a exaltar
grandemente las ideas y el conocimiento humanos, mientras que no
disciernen ni aprecian lo divino y eterno.
El mensaje de Cristo rechazado
Para aquellos que no tenían prejuicios, las palabras de Cristo
eran como la luz del cielo. “Nunca ha hablado hombre así como este
hombre.” Al presentar el Gran Maestro las absorbentes realidades
de la eternidad futura, las cosas de este mundo que perece quedaban
eclipsadas. ¡Cuán ávidamente recibieron la verdad aquellos que