Una pregunta para todo maestro y alumno
Al estudiar las Escrituras, manifestar un interés altruísta en otros
y hacer las cosas que agradan al Salvador, creceréis en gracia y en el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador. Pregúntese cada maestro
y cada discípulo: “¿Qué podré hacer yo que pudiera ser considerado
como buen servicio para Aquel que ha muerto a fin de que yo vi-
viera?” El Maestro da esta respuesta: “Buscad y salvad lo que se ha
perdido.” Habéis de trabajar de la manera en que Cristo trabajó, con
paciencia, con interés, con la determinación de no sentiros desani-
mados al trabajar para lo presente y para la eternidad, creyendo que
Jesús puede hacer mucho por medio de las aptitudes humanas, consa-
gradas a su servicio. ¿Qué privilegio más alto podríamos desear que
el de ser colaboradores juntamente con Dios, aprovechando cuanto
sea posible los poderes que nos han sido confiados, a fin de que esta
obra sea llevada a cabo?
Cuando los hombres y mujeres jóvenes sean sobrios y cultiven
la piedad y la devoción, dejarán que su luz ilumine a otros, y ha-
brá poder vital en la iglesia. Sería bueno señalar una hora para el
estudio de la Biblia, y que los jóvenes, tanto convertidos como no
convertidos, se reúnan para orar y relatar los incidentes de su vida.
La juventud debería tener ocasión para expresar sus sentimientos.
Convendría tener al principio un director juicioso, uno que hable
poco y anime mucho, con una palabra de cuando en cuando para
[77]
ayudar a fortalecer a la juventud en los comienzos de su vida religio-
sa. Después que hayan ganado un poco de experiencia, tome uno de
ellos la dirección, y luego otro, y edúquense de esta manera obreros
que reciban la aprobación de Dios.—
Testimonies on Sabbath-School
Work, 48, 49
.
79