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Consejos para la Iglesia
“Algunos de los predicadores están muy atrasados. Profesan
creer los testimonios dados, y algunos hacen mal al erigirlos en regla
de hierro para aquellos que no han tenido experiencia con referencia
a ellos, pero no los practican ellos mismos. Han recibido repetidos
testimonios, que han despreciado completamente. La conducta de
los tales no es consecuente”.
“Vi que muchos habían aprovechado lo que Dios había mostrado
acerca de los pecados y errores ajenos. Habían tomado el sentido
más riguroso de lo que había sido mostrado en visión, y luego habían
insistido tanto en ello que contribuían a debilitar la fe de muchos en
lo que Dios había revelado, y también a desalentar y descorazonar a
la iglesia”
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Peligro en criticar los “Testimonios”
En un sueño que tuve hace poco me vi frente a una asamblea de
gente entre la cual algunos hacían esfuerzos para eliminar la impre-
sión de un muy solemne testimonio de amonestación que les había
dado. Decían: “Creemos los testimonios de la Hna. White; pero
cuando nos dice cosas que no ha visto directamente en visión acerca
del caso particular que se considera, sus palabras no tienen más
valor para nosotros que las de cualquier otra persona”. El Espíritu
del Señor vino sobre mí, y me levanté y los reprendí en el nombre
de Jehová.
Ahora bien, si aquellos a quienes se dirigen estas solemnes
amonestaciones dicen: “Es tan sólo la opinión individual de la Hna.
White, seguiré mi propio juicio”, y si continúan haciendo las cosas
que se les ha advertido que no hagan, demuestran que desprecian
el consejo de Dios y el resultado es exactamente lo que el Espíritu
de Dios me ha mostrado que sería: perjuicio para la causa de Dios
y ruina para sí mismos. Algunos que quieren fortalecer su propia
posición presentarán declaraciones de los
Testimonios
en las cuales
ven apoyadas sus opiniones, y les darán el sentido más enérgico
que puedan; pero aquello que pone en duda su conducta, o que no
coincide con sus opiniones, lo declaran opinión de la Hna. White,
niegan su origen celestial y lo colocan al nivel de su propio juicio
Y ahora hermanos, os suplico que no os interpongáis entre mí
y el pueblo, para desviar la luz que Dios quiere que llegue a él.