Página 145 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Mantener despejada la conexión de Dios con el hombre
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El artificio más destructor de Satanás
Satanás reunió a los ángeles caídos para planear alguna manera
de hacer el mayor daño posible a la familia humana. Se hizo una
propuesta tras otra, hasta que finalmente Satanás mismo ideó un
plan. Tomaría el fruto de la vid, como también el trigo y otras cosas
dadas por Dios como alimento, y las convertiría en venenos que
arruinaran las facultades físicas, mentales y morales del hombre y
subyugaran de tal forma los sentidos que Satanás lograse el dominio
completo. Bajo la influencia del licor los hombres serían llevados a
cometer crímenes de toda clase. El mundo se corrompería mediante
el apetito pervertido. Haciendo que los hombres tomaran alcohol,
Satanás los degradaría cada vez más
Satanás está cautivando al mundo mediante el uso del licor y
del tabaco, el té y el café. La mente dada por Dios, que debiera
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mantenerse clara, se pervierte por el uso de los narcóticos. El cerebro
queda incapacitado para discernir correctamente. El enemigo obtiene
el control. Los hombres han vendido su razón a cambio de aquellas
cosas que los enloquecen. No tienen idea de lo que es correcto
Nuestro Creador ha otorgado sus bendiciones al hombre con
mano generosa. Si todos estos dones de la Providencia fuesen em-
pleados con prudencia y temperancia, la pobreza, la enfermedad y la
miseria quedarían desterradas de la tierra. Pero ¡ay! por todos lados
vemos que las bendiciones de Dios son trocadas en maldición por la
perversidad de los hombres.
No hay clase de personas culpables de mayor perversión y abuso
de sus dones preciosos que la de los que dedican los productos del
suelo a la fabricación de bebidas embriagantes. Los cereales nutriti-
vos, las sanas y deliciosas frutas, son convertidos en brebajes que
pervierten los sentidos y enloquecen el cerebro. Como resultado del
consumo de estos venenos, miles de familias se ven privadas de las
comodidades y aun de las cosas necesarias de la vida, se multiplican
los actos de violencia y crimen, y la enfermedad y la muerte sumen
a miríadas de víctimas en las tumbas de los borrachos