Página 155 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Pureza de corazón y de vida
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trabajo sencillo y bien regulado agota a vuestros hijos, tened la
seguridad, padres, de que hay, además del trabajo, algo que enerva
su organismo y les produce una sensación se cansancio continuo.
Dad a vuestros hijos trabajo físico para que pongan en ejercicio
los nervios y los músculos. El cansancio que acompaña un trabajo
tal, disminuirá su inclinación a participar en hábitos viciosos. La
ociosidad es una maldición. Produce hábitos licenciosos
Evitad el leer y mirar cosas que sugerirán pensamientos impuros.
Cultivad los poderes morales e intelectuales
No sólo Dios requiere que usted controle sus pensamientos, sino
también sus pasiones y afectos. Su salvación depende de que usted
se gobierne en estas cosas. La pasión y los afectos son instrumentos
poderosos. Si se aplican mal, si se ejercen con motivos equivocados,
si son mal colocados, son poderosos para llevar a cabo su ruina y
dejarla como a una náufraga desvalida, sin Dios y sin esperanza.
Si usted consiente en vanas imaginaciones, permitiendo que su
mente se ocupe de temas impuros, en cierto grado es tan culpable
delante de Dios como si sus pensamientos se tradujeran en acción.
Todo lo que impide la acción es la falta de oportunidad. Forjar fanta-
sías y hacerse castillos en el aire son hábitos malos y excesivamente
peligrosos. Una vez que se han establecido, es casi imposible romper
con hábitos tales, y dirigir los pensamientos a temas puros, santos
y elevadores. Usted tiene que convertirse en un fiel centinela que
vigile sus ojos, oídos y todos sus sentidos si desea dominar su mente
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e impedir que vanos y corruptos pensamientos mancillen su alma. El
poder de la gracia únicamente puede realizar esta obra tan deseable
El exceso de estudio, al incrementar la afluencia de sangre al
cerebro, produce una excitación enfermiza que tiende a debilitar el
dominio propio, y con demasiada frecuencia da lugar al impulso
o al capricho. De ese modo se abre la puerta a la impureza. El
uso indebido o la falta de uso de las facultades físicas es, en gran
medida, la causa de la corriente de corrupción que se extiende por el
mundo. La “soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad”
son enemigos tan fatales del progreso humano en esta generación,
como cuando causaron la destrucción de Sodoma
La satisfacción de las pasiones más bajas inducirá a muchos
a cerrar los ojos a la luz, porque temen ver pecados que no están