Página 157 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Pureza de corazón y de vida
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bro han perdido su tonicidad por la excitación mórbida destinada a
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satisfacer un deseo antinatural de complacencia sensual
Los padres generalmente no sospechan que sus hijos entienden
algo de este vicio. En muchísimos casos, los padres son los verda-
deros pecadores. Han abusado de sus franquicias matrimoniales y
debido a su complacencia han fortalecido sus pasiones animales. Y
al fortalecerse éstas, las facultades morales e intelectuales se han
debilitado. Lo espiritual ha sido dominado por lo brutal. Los hijos
nacen con las propensiones animales grandemente magnificadas,
han recibido el propio sello del carácter de sus padres. Los hijos
nacidos de estos padres casi invariablemente están inclinados a los
hábitos repugnantes del vicio secreto. Los pecados de los padres
serán visitados sobre sus hijos porque los padres les han dado el
sello de sus propias propensiones concupiscentes.
Los que se han entregado plenamente a este vicio destructor del
alma y del cuerpo rara vez pueden descansar hasta que su carga
del vicio secreto es pasada a aquellos con quienes se relacionan.
Inmediatamente se despierta la curiosidad y el conocimiento del
vicio se propaga de un joven a otro, de un niño a otro, hasta el punto
de que es difícil encontrar a uno que no conozca la práctica de este
pecado degradante
La práctica de hábitos secretos ciertamente destruye las fuer-
zas vitales del organismo. Toda acción innecesaria de algo vital
será seguida por su correspondiente depresión. Entre los jóvenes el
capital vital, el cerebro, es tan severamente abrumado a una edad
temprana, que hay una deficiencia y un gran agotamiento, lo que
deja el organismo expuesto a enfermedades de diferentes clases.
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Si la práctica se continua a partir de los quince años para arriba,
la naturaleza protestará contra el abuso que ha sufrido y continua
sufriendo, y les hará pagar el castigo por la transgresión de sus leyes,
especialmente desde las edades de treinta a cuarenta y cinco años,
mediante numerosos dolores en el organismo y diversas enferme-
dades, tales como afecciones del hígado y los pulmones, neuralgia,
reumatismo, afecciones de la columna vertebral, enfermedades de
los riñones y humores cancerosos. Una parte de la magnífica ma-
quinaria de la naturaleza se resiente dejando una tarea más pesada
para que realice el resto, lo que provoca un desorden en el excelente