Página 163 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La elección de esposo o de esposa
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El amor es un don precioso de Jesús
El amor es un precioso don que recibimos de Jesús. El afecto
puro y santo no es un sentimiento sino un principio. Los que son
movidos por el amor verdadero no carecen de juicio ni son ciegos.
Existe muy poco amor verdadero, consagrado y puro. Se trata
de algo muy escaso. La pasión se denomina amor.
El amor verdadero es un principio santo y elevado, por completo
diferente en su carácter del amor despertado por el impulso, que
muere de repente cuando es severamente probado.
El amor es una planta de crecimiento celestial, y tiene que ser
cultivado y nutrido. Los corazones afectuosos y las palabras veraces
y bondadosas harán felices a las familias y ejercerán una influen-
cia elevadora sobre todos los que lleguen a estar en su esfera de
influencia.
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Mientras que el amor puro considera a Dios en todos sus planes y
se mantendrá en armonía perfecta con el Espíritu de Dios, la pasión
se manifestará temeraria e irracional, desafiará todo freno y hará un
ídolo del objeto de su elección. En todo el comportamiento de quien
posee verdadero amor, se revelará la gracia de Dios. La modestia,
la sencillez, la sinceridad, la moralidad y la religión caracterizarán
cada paso que dé hacia una alianza matrimonial. Los que son así
gobernados no se verán absorbidos por su compañía mutua, a costa
de su interés en la reunión de oración y el servicio religioso. Su
fervor por la verdad no morirá porque descuiden las oportunidades
y los privilegios que Dios les ha concedido misericordiosamente.
El amor que no tiene mejor fundamento que la simple satis-
facción sensual será obstinado, ciego e ingobernable. El honor, la
verdad y toda facultad noble y elevada del espíritu caen bajo la es-
clavitud de las pasiones. Con demasiada frecuencia el hombre atado
por las cadenas de esa infatuación resulta sordo a la voz de la razón
y de la conciencia; ni los argumentos ni las súplicas le inducirán a
ver la insensatez de su conducta.
El verdadero amor no es una pasión violenta, incendiaria e im-
petuosa. Por el contrario, es de naturaleza serena y profunda. Mira
más allá del exterior y sólo le atraen las cualidades. Es prudente y
discernidor, y su devoción es verdadera y permanente.