Página 164 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
El amor, elevado por sobre la esfera de la pasión y del impulso,
se espiritualiza y se revela en las palabras y los actos. El cristiano
debe manifestar ternura y amor santificados, en los cuales no haya
impaciencia ni inquietud; los modales duros y toscos deben ser
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suavizados por la gracia de Cristo
Se necesita oración y estudio de la Biblia para tomar una
decisión correcta
Instituido por Dios, el casamiento es un rito sagrado y no debe
participarse en él con espíritu de egoísmo. Los que piensan en dar ese
paso deben considerar su importancia solemnemente y con oración
para procurar el consejo divino a fin de saber si su conducta está en
armonía con la voluntad de Dios. Las instrucciones dadas al respecto
en la Palabra de Dios deben estudiarse cuidadosamente. El cielo
mira con agrado un casamiento contraído con el fervoroso deseo de
conformarse con las indicaciones dadas en las Escrituras.
Si hay un asunto que debe ser considerado con juicio sereno y sin
apasionamiento, es el del matrimonio. Si alguna vez se necesita la
Biblia como consejera, es antes de dar el paso que une a las personas
para toda la vida. Pero el sentimiento que prevalece es que en este
asunto uno se ha de guiar por las emociones, y en demasiados casos
un sentimentalismo amoroso enfermizo empuña el timón y conduce
a una ruina segura. Es en este asunto donde los jóvenes revelan
menos inteligencia que en otro cualquiera; acerca de él no se puede
razonar con ellos. La cuestión del matrimonio parece ejercer un
poder hechizador sobre ellos. No se someten a Dios. Sus sentidos
están encadenados, y obran sigilosamente, como si temiesen que
alguien quisiese intervenir en sus planes.
Muchos navegan en un puerto peligroso. Necesitan un piloto,
pero se niegan a aceptar la ayuda que tanta falta les hace, pues se
consideran competentes para guiar su embarcación y no se percatan
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de que están por dar contra una roca oculta que puede hacer naufragar
su fe y su felicidad... A menos que sean estudiantes diligentes de esa
Palabra [la Biblia], cometerán graves equivocaciones que destruirán
su felicidad y la de otras personas, para la vida presente y la venidera.
Si los hombres y las mujeres tienen el hábito de orar dos veces
al día antes de pensar en el matrimonio, deberían orar cuatro veces