Página 165 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La elección de esposo o de esposa
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diarias cuando tienen en vista semejante paso. El matrimonio es algo
que influirá en vuestra vida y la afectará tanto en este mundo como
en el venidero.
La mayoría de los matrimonios de nuestra época, y la forma en
que se los realiza, hacen de ellos una de las señales de los últimos
días. Los hombres y las mujeres son tan persistentes, tan tercos, que
Dios es dejado afuera del asunto. La religión es dejada a un lado
como si no tuviese parte que representar en esta cuestión solemne e
importante.
El consejo de los padres que temen a Dios
Cuando tanta desgracia resulta del matrimonio, ¿por qué no quie-
ren ser prudentes los jóvenes? ¿Por qué se empeñan en considerar
que no necesitan los consejos de personas de más edad y expe-
riencia? En los negocios, hombres y mujeres manifiestan mucha
cautela. Antes de iniciar cualquier empresa importante, se preparan
para su trabajo. Dedican al asunto tiempo, dinero, y mucho estudio
cuidadoso, no sea que fracasen en su tentativa.
Al iniciar relaciones que han de llevar al matrimonio, ¡cuánto
mayor debiera ser la cautela que se ejerza, en vista de que dichas
relaciones afectarán las generaciones futuras y la vida venidera!
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En vez de asumir tal actitud, se las entabla a menudo con bromas
y liviandad, a impulso de la pasión, con ceguera y falta de serena
consideración. La única explicación de todo esto es que Satanás
se deleita en ver desgracia y ruina en todo el mundo, y teje su
red para prender almas. Se regocija al conseguir que esas personas
desconsideradas pierdan su gozo en este mundo y su lugar en el
mundo venidero.
¿Deben los hijos consultar tan sólo sus deseos e inclinaciones
sin tener en cuenta el consejo y el juicio de sus padres? Algunos no
parecen dedicar un solo pensamiento a los deseos o preferencias de
sus padres, ni tener en cuenta el juicio maduro de ellos. El egoísmo
cerró la puerta de su corazón al afecto filial. Es necesario despertar
a los jóvenes con respecto a este asunto. El quinto mandamiento
es el único acompañado de una promesa, pero bajo el dominio del
amor se lo tiene en poco y hasta se lo desconoce por completo. El