Página 166 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
desprecio del amor maternal y de la preocupación paterna es uno de
los pecados anotados contra muchos jóvenes.
Uno de los mayores errores relacionados con este asunto lo
constituye el hecho de que los jóvenes e inexpertos no quieren que se
perturben sus afectos ni que alguien intervenga en su experiencia del
amor. Si hubo alguna vez un asunto que necesitara ser considerado
desde todo punto de vista, es éste. La ayuda de la experiencia ajena,
y la ponderación serena y cuidadosa de ambos lados del asunto
resultan positivamente esenciales. Es un tema que la gran mayoría
de las personas trata con demasiada liviandad. Procurad el consejo
de Dios y de vuestros padres que le temen, jóvenes amigos. Orad al
respecto.
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“¿Deben los padres—pregunta usted—elegirle cónyuge a un hijo
o una hija sin considerar el parecer o los sentimientos de ellos?” Le
formulo la pregunta a usted como debe expresarse: ¿Debe un hijo o
una hija elegir cónyuge sin consultar primero a sus padres, cuando
un paso tal tiene que afectar materialmente la felicidad de los padres
si tienen algún afecto por sus hijos? ¿Y debe ese hijo o esa hija
insistir en su propia conducta, a pesar de los consejos y súplicas de
sus padres? Contesto enérgicamente: No, aun cuando no se haya de
casar. El quinto mandamiento prohíbe obrar así. “Honra a tu padre y
a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu
Dios te da”. Este es un mandamiento acompañado de una promesa
que el Señor cumplirá ciertamente para con los que obedezcan. Los
padres prudentes no elegirán cónyuges para sus hijos sin respetar
sus deseos.
Los padres y las madres deben considerar que les incumbe guiar
el afecto de los jóvenes, para que contraigan amistades con personas
que sean compañías adecuadas. Deberían sentir que, mediante su
enseñanza y por su ejemplo, con la ayuda de la divina gracia, deben
formar el carácter de sus hijos desde la más tierna infancia de tal
manera que sean puros y nobles y se sientan atraídos por lo bueno y
verdadero. Los que se asemejan se atraen mutuamente, y los que son
semejantes se aprecian. ¡Plantad el amor a la verdad, a la pureza y a
la bondad temprano en las almas, y la juventud buscará la compañía
de los que poseen estas características