Página 182 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
Ame cada uno de ellos al otro antes de exigir que el otro lo ame.
Cultive lo más noble que haya en sí y esté pronto a reconocer las
buenas cualidades del otro. El saberse apreciado es un admirable
estímulo y motivo de satisfacción. La simpatía y el respeto alientan
el esfuerzo por alcanzar la excelencia, y el amor aumenta al estimular
la persecución de fines cada vez más nobles
La fusión de dos vidas
Aunque se susciten dificultades, congojas y desalientos, no abri-
guen jamás ni el marido ni la mujer el pensamiento de que su unión
es un error o una decepción. Resuélvase cada uno de ellos a ser para
el otro cuanto le sea posible. Sigan teniendo uno para con otro los
miramientos que se tenían al principio. Aliéntense uno a otro en las
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luchas de la vida. Procure cada uno favorecer la felicidad del otro.
Haya entre ellos amor mutuo y sopórtense uno a otro. Entonces el
casamiento, en vez de ser la terminación del amor será más bien su
verdadero comienzo. El calor de la verdadera amistad, el amor que
une un corazón a otro, es sabor anticipado de los goces del cielo.
Todos deben cultivar la paciencia practicándola. Al ser uno bon-
dadoso y tolerante, puede mantener ardiente el amor en el corazón,
y se desarrollarán en él cualidades que el Cielo aprobará.
Satanás está siempre listo para obtener ventajas cuando se pre-
senta cualquier divergencia, y al influir sobre los rasgos de carácter
censurables hereditarios que haya en el esposo o la esposa, procurará
enajenar a quienes unieron sus intereses en un pacto solemne delante
de Dios. Por sus votos matrimoniales prometieron ser como uno
solo, al convenir la esposa en amar y obedecer a su esposo, y éste
en amarla a ella y protegerla. Si ambos obedecen a la ley de Dios,
el demonio de la disensión se mantendrá alejado de la familia, y no
habrá división de intereses, ni se permitirá enajenamiento alguno de
los afectos
Este es un momento importante en la historia de las personas que
han estado delante de ustedes para unir sus intereses, sus simpatías,
su amor y sus labores en el ministerio destinado a salvar a las almas.
En la relación matrimonial se da un paso muy importante: la fusión
de dos vidas en una. Concuerda con la voluntad de Dios que el