Página 183 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

Un matrimonio feliz y de éxito
179
hombre y su esposa estén unidos en su obra, para realizarla con
integridad y santidad. Y ellos pueden hacerlo.
La bendición de Dios en el hogar donde existe esta unión es
[234]
como la luz del sol que proviene del cielo, porque la voluntad de
Dios ordenó que el hombre y su esposa estén unidos por los santos
lazos del matrimonio, bajo el gobierno de Jesucristo y la dirección
de su Espíritu.
Dios quiere que el hogar sea el lugar más feliz de la tierra, el
mismo símbolo del hogar celestial. Mientras llevan las responsa-
bilidades matrimoniales en el hogar, y vinculan sus intereses con
Jesucristo, apoyándose en su brazo y en la seguridad de sus prome-
sas, ambos esposos pueden compartir en esta unión una felicidad
que los ángeles de Dios elogian
Cuando surgen diferencias
Si ambos esposos no sometieron su corazón a Dios es asunto
difícil arreglar las dificultades familiares, aun cuando ellos procuren
hacerlo con justicia en lo que respecta a sus diversos deberes. ¿Cómo
pueden los esposos dividir los intereses de su vida hogareña y seguir
manifestándose amante confianza? Debieran tener un interés unido
en todo lo que concierne al hogar y si la esposa es cristiana aunará su
interés con el de su esposo como compañero suyo; porque el marido
debe ocupar el lugar de jefe de la familia.
Su espíritu no es correcto. Cuando usted decide algo, no pesa
bien el asunto ni considera lo que será el efecto si se aferra a sus
opiniones y en forma independiente las entreteje con sus oraciones
y su conversación, cuando sabe que su esposa no opina como usted.
En vez de respetar los sentimientos de su esposa y evitar cuidado-
samente, como caballero, los temas acerca de los cuales ustedes
difieren, ha insistido en espaciarse en los puntos dudosos y en expre-
sar sus opiniones sin consideración para quienes lo rodeaban. Le ha
[235]
parecido que los demás no tenían derecho a no ver las cosas como
usted. El árbol cristiano no produce tales frutos.
Hermano mío, hermana mía, abrid la puerta del corazón para
recibir a Jesús. Invitadle a entrar en el templo del alma. Ayudaos
mutuamente a vencer los obstáculos que se encuentran en la vida
matrimonial de todos. Arrostraréis un fiero combate para vencer a