El don profético y Elena G. de White
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libros de la Biblia, escribió muy poco acerca de lo que iba a suceder
en el futuro. Oseas describe su obra en su significado más amplio:
“Y por un profeta Jehová hizo subir a Israel de Egipto, y por un
profeta fue guardado”.
Oseas 12:13
.
Un profeta no es alguien designado para ese cargo por sus se-
mejantes, ni tampoco se nombra a sí mismo. La elección de una
persona para ser profeta está completamente en las manos de Dios.
Tanto hombres como mujeres han sido elegidos ocasionalmente por
Dios para hablar por él.
Estos profetas, estos hombres y mujeres elegidos por Dios como
canales de comunicación, hablaron y escribieron lo que Dios les
reveló en santas visiones. La preciosa Palabra de Dios contiene sus
mensajes. Por medio de estos profetas, los miembros de la familia
humana han sido guiados a una comprensión del continuo conflicto
por las almas de los hombres, el conflicto entre Cristo y sus ángeles y
Satanás y sus ángeles. Sus escritos nos guían para poder comprender
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este conflicto en los días finales de la historia de este mundo, y
los medios que Dios ha provisto para cuidar de su obra y para
perfeccionar los caracteres de su pueblo.
Los apóstoles, los últimos escritores de la Biblia, nos dan un cua-
dro claro de los acontecimientos de los últimos días. Pablo escribió
acerca de los “tiempos peligrosos”, y Pedro exhortó acerca de los
burladores que andan según sus propias concupiscencias y dicen:
“¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” En ese tiempo la
iglesia estará en lucha, porque Juan vio a Satanás “que se fue a hacer
guerra contra el resto”. El apóstol Juan identifica a los miembros
de la iglesia de los últimos días como “la iglesia remanente”, como
“los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimo-
nio de Jesucristo”, señalándola como una iglesia que guarda los
mandamientos.
Apocalipsis 12:17
. Esta iglesia remanente también
tendría el “testimonio de Jesús”, que es “el espíritu de la profecía”.
Apocalipsis 19:10
. Pablo declara que la iglesia que espera anhelante
la venida de Cristo no carecerá de ningún don.
1 Corintios 1:7, 8
.
Sería bendecida con el don del testimonio de Cristo.
Queda claro, pues, que cuando en el plan de Dios surgiera la
iglesia de los últimos días, tendría en su medio el espíritu de profecía.
Cuán razonable es que Dios hable a su pueblo que vive en los últimos