Página 225 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La recreación
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to, en disposición, y en conocimiento; o pueden llegar a ser descui-
dados y desleales, ejerciendo sólo una influencia desmoralizadora.
Jesús será el ayudador de todos los que depositan su confianza en
él. Los que están conectados con Cristo tienen la felicidad a su dispo-
sición. Siguen en la senda donde los dirige el Salvador, crucificando
por amor de Cristo el yo con sus inclinaciones y concupiscencias.
Esas personas han edificado su esperanza sobre Cristo, y las tor-
mentas de la tierra son impotentes para barrerlos de su fundamento
seguro.
Queda con vosotros, jóvenes y señoritas, el llegar a ser personas
de confianza, de integridad y de real utilidad. Debéis estar dispuestos
y resueltos a decidiros por lo correcto bajo cualquier circunstancia.
No podemos llevar con nosotros al cielo nuestros malos hábitos, y a
menos que los venzamos aquí, nos impedirán entrar en la morada de
los justos. Cuando nos oponemos a los malos hábitos, ofrecerán la
resistencia más vigorosa; pero si mantenemos la lucha con energía y
perseverancia, pueden ser conquistados.
Para formar hábitos correctos, debemos buscar la compañía de
las personas que poseen una sólida influencia moral y religiosa
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Si se pudiese persuadir a los jóvenes a asociarse con los pu-
ros, reflexivos y amables, el efecto sería muy saludable. Si eligen
compañeros que temen al Señor, su influencia los conducirá a la
verdad, al deber y a la santidad. Una vida verdaderamente cristiana
es un poder para el bien. Pero, por otro lado, los que se asocian con
hombres y mujeres de moral dudosa, de costumbres y principios
malos, no tardarán en andar en la misma senda. El impulso de las
tendencias del corazón natural es hacia abajo. El que se asocia con
los escépticos no tardará en llegar a ser escéptico; el que elija la
compañía de los viles, llegará seguramente a ser vil. El andar en el
consejo de los impíos es el primer paso en la senda que conduce al
camino de los pecadores y a sentarse con los escarnecedores.
Aquellos que quieran adquirir un carácter íntegro deben elegir
como asociados a quienes sean de inclinación seria, reflexiva y
religiosa. Los que han contado el costo, y desean edificar para la
eternidad, deben poner buen material en su edificación. Si aceptan
maderas podridas, si se conforman con deficiencias de carácter, el
edificio quedará condenado a la ruina. Presten todos atención a cómo
edifican. La tempestad de la tentación lanzará sus embates contra el