Página 224 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
dantes medios de entretenimiento y diversión en fuentes que no sólo
sean inocentes, sino también instructivas. La recreación al aire libre,
la contemplación de las obras de Dios en la naturaleza, serán del
más alto beneficio
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Ninguna recreación que sea útil únicamente para ellos dará por
resultado una bendición tan grande para los niños y jóvenes como la
que los induzca a ser útiles a los demás
Dios ofrece a cada uno un gozo del que el rico como el pobre
pueden participar por igual: el deleite que se siente al cultivar la
pureza de pensamiento y el desinterés en la acción; el placer que se
experimenta al pronunciar palabras de simpatía y realizar acciones
amables. La luz de Cristo, que emana de aquellos que se consagran
a un servicio tal, puede alegrar las vidas obscurecidas por muchos
sufrimientos
En nuestro mundo hay bastantes cosas necesarias y útiles que
hacer para que el ejercicio hecho por placer y diversión resulte casi
completamente innecesario. El cerebro, los huesos y los músculos
adquirirán fuerza y solidez al usarlos con un propósito, al dedicarlos
a la reflexión útil y concentrada y a idear planes que desarrollen las
facultades del intelecto y la fuerza de los órganos físicos. Así se dará
uso práctico a los talentos otorgados por Dios, con los cuales se le
puede glorificar
No condeno el ejercicio sencillo del juego de pelota; pero aun
esto, con toda su sencillez, puede ser llevado a la exageración.
Siempre temo el casi seguro resultado que sigue a estas diversio-
nes. Provoca un desembolso de recursos que debieran dedicarse a
comunicar la luz de la verdad a almas que están pereciendo lejos de
Cristo. Las diversiones y el despilfarro de recursos para agradarse
a sí mismo, que conducen paso a paso a la glorificación propia, y
el adiestramiento en estos juegos por placer desarrollan una pasión
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por tales cosas, que no favorece el perfeccionamiento del carácter
cristiano
Asociación y hábitos correctos
Los jóvenes que se asocian con otros jóvenes pueden hacer que
su asociación sea una bendición o una maldición. Pueden edificarse,
bendecirse y fortalecerse mutuamente, mejorando en comportamien-