Página 233 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La elección del material de lectura
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estar entretejidos a través de toda una novela, pero, en la mayoría de
los casos, Satanás se halla vestido con ropas de ángel, para engañar
y seducir con más éxito. Nadie está tan confirmado en los principios
rectos y se halla tan seguro contra la tentación, que pueda leer estas
historias sin correr peligro.
Los lectores de novelas fomentan un mal que destruye la es-
piritualidad y eclipsa la belleza de la página sagrada. La novela
crea una excitación malsana, enardece la imaginación, incapacita la
mente para ser útil, separa al alma de la oración y la descalifica para
cualquier práctica espiritual.
Dios ha dotado a muchos de nuestros jóvenes de aptitudes su-
periores; pero con demasiada frecuencia ellos, por la imprudente
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elección de su lectura han enervado sus facultades y debilitado sus
mentes de modo que durante años no han crecido en la gracia o en el
conocimiento de las razones de nuestra fe. Los que esperan la pronta
venida del Señor, los que aguardan ese maravilloso cambio, cuando
“esto corruptible” será “vestido de incorrupción”, deberían colocarse
en un plano más elevado de acción en este tiempo de gracia.
Mis queridos jóvenes amigos, examinen su propia experiencia
en lo que se refiere a la influencia de las historias excitantes. ¿Pue-
den, después de una lectura tal, abrir la Biblia y leer con interés las
palabras de vida? ¿No encuentran falto de interés el Libro de Dios?
El encanto de esa historia de amor envuelve la mente, destruyen-
do su tono sano e impidiéndoles fijar la atención en las verdades
importantes, solemnes, que conciernen a su bienestar eterno.
Desechen resueltamente toda lectura despreciable. No fortalece-
rá su espiritualidad, sino antes introducirá en la mente sentimientos
que pervertirán la imaginación, haciéndolos pensar menos en Jesús
y espaciarse menos en sus preciosas lecciones. Mantengan la mente
libre de todo lo que la haga ir en dirección errónea. No la abrumen
de historias despreciables que no imparten fuerza a las facultades
mentales. Los pensamientos son del mismo carácter que el alimento
dado a la mente
Lectura que destruye el alma
Con la inmensa corriente de material impreso que sale constan-
temente de las prensas, tanto los adultos como los jóvenes adquieren
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