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Consejos para la Iglesia
mientras estén de acuerdo con los principios de salud. Vístanse nues-
tras hermanas sencillamente, como muchas lo hacen, que el vestido
sea de material bueno y durable, apropiado para esta edad y que la
cuestión del vestido no llene la mente. Nuestras hermanas debieran
vestirse con sencillez. Debieran vestirse con una ropa modesta, con
pudor y sobriedad. Dad al mundo una ilustración viviente del adorno
interno de la gracia de Dios.
Si el mundo introduce una moda recatada, conveniente y saluda-
ble, que esté de acuerdo con la Biblia, no cambiará nuestra relación
con Dios o con el mundo el adoptar tal estilo de vestido. Los cris-
tianos debieran seguir a Cristo y hacer sus vestidos conforme a la
Palabra de Dios. Debieran evitar los extremos. Humildemente de-
bieran seguir un sendero recto, sin tomar en cuenta el aplauso o la
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censura y debieran aferrarse a lo correcto por ser correcto.
No ocupéis vuestro tiempo esforzándoos por seguir todas las
necias modas del vestido. Vestíos pulcra y atractivamente, pero no
os convirtáis en el objeto de observaciones ya sea por estar demasia-
do ataviados o por vestiros de una forma descuidada y desaseada.
Proceded como si supierais que el ojo del cielo está sobre vosotros y
que vivís bajo la aprobación o desaprobación de Dios
Instrucciones bíblicas
Cristo hizo resaltar la devoción al vestido y previno, sí, ordenó
a sus seguidores que no se preocuparan demasiado por él. “Y por
el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo,
como crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón
con toda su gloria se vistió así como uno de ellos”. El orgullo y la
extravagancia en el vestido son pecados a los cuales están propensas
especialmente las mujeres. De ahí que estas advertencias se refieran
directamente a ellas. ¡De cuán poco valor son el oro, las perlas, o el
atavío costoso cuando se comparan con la humildad y el encanto de
Cristo!
Se me indicaron los siguientes pasajes. Dijo el ángel: “Han de
instruir al pueblo de Dios” (
1 Timoteo 2:9, 10
): “Asimismo que las
mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con
peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con
buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (
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