Página 271 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La disciplina y la educación apropiada de nuestros hijos
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veraces vosotros mismos. Sed rectos e inconmovibles. No debería
permitirse ni una mentira por pequeña que sea. Debido a que las
madres están acostumbradas a mentir, los hijos siguen su ejemplo.
Es indispensable que se practique la honradez en todos los de-
talles de la vida de la madre, y en la educación de los hijos, es
importante que se enseñe a las niñitas y a los niñitos a no mentir o
engañar en lo más mínimo
La importancia del desarrollo del carácter
Dios ha señalado a los padres su obra, la cual consiste en formar
los caracteres de sus hijos según el Modelo divino. Por su gracia
pueden realizar esta tarea; pero requerirá un esfuerzo paciente y
cuidadoso, y además firmeza y decisión, para guiar la voluntad y
refrenar las pasiones. Un campo abandonado produce únicamente
espinos y cardos. El que quiera obtener una cosecha útil o hermosa,
primero debe preparar la tierra y sembrar la semilla, luego cavar
alrededor de los jóvenes tallos, removiendo las malezas y ablandando
la tierra, y así las preciosas plantas florecerán y pagarán ricamente
el cuidado y el trabajo empleados.
La edificación del carácter es la obra más importante que jamás
haya sido confiada a los seres humanos y nunca antes ha sido su
estudio diligente tan importante como ahora. Ninguna generación
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anterior fue llamada a hacer frente a problemas tan importantes;
nunca antes se hallaron los jóvenes frente a peligros tan grandes
como los que tienen que arrostrar hoy
La fuerza de carácter consiste en dos cosas: la energía de la
voluntad y del dominio propio. Muchos jóvenes consideran equi-
vocadamente como fuerza de carácter la pasión arrolladora; pero
la verdad es que el que se deja dominar por sus pasiones, es un
hombre débil. La verdadera grandeza del hombre y su nobleza se
miden por el poder de los sentimientos que subyuga, no por el de los
sentimientos que lo vencen a él. El hombre más fuerte es aquel que,
aunque sensible al ultraje, refrena sin embargo la pasión y perdona
a sus enemigos. Los tales hombres son verdaderos héroes.
Muchos tienen ideas tan restringidas de lo que pueden llegar
a ser que siempre permanecerán atrofiados y estrechos, cuando si
aprovechasen las facultades que Dios les ha dado, podrían desarrollar