Página 280 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
trazar planes sabios, para que las mentes ingeniosas de los que tienen
talentos puedan ser fortalecidas y disciplinadas de la manera más
refinada, a fin de que la obra de Cristo no sea impedida por falta de
obreros hábiles, que harán su obra con fervor y fidelidad
Apoyo moral de nuestras instituciones
Los padres y las madres deben cooperar con el maestro, traba-
jando fervorosamente por la conversión de sus hijos. Procuren ellos
mantener vivo y lozano el interés espiritual en el hogar y criar a
sus hijos en la disciplina y amonestación del Señor. Consagren una
parte de cada día al estudio, haciéndose estudiantes con sus hijos.
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De esta manera pueden convertir la hora educacional en momentos
de sosiego y provecho, y aumentará su confianza en este método de
buscar la salvación de sus hijos
Algunos de los alumnos regresan a casa murmurando y queján-
dose, y ciertos padres y miembros de la iglesia prestan oído atento a
sus declaraciones exageradas y unilaterales. Sería bueno que consi-
derasen que la historia tiene dos fases; pero en vez de hacerlo así,
permiten que estos informes parciales levanten una valla entre ellos
y el colegio. Empiezan luego a expresar temores, dudas y sospechas
acerca de la manera en que se dirige el mismo. Una influencia tal
ocasiona gran daño. Las palabras de descontento se difunden como
una enfermedad contagiosa, y es difícil contrarrestar la impresión
hecha en los espíritus. La historia se amplía con cada repetición, has-
ta que adquiere proporciones gigantescas, cuando la investigación
revelaría el hecho de que no hubo culpa de parte de los maestros o
profesores. Estaban cumpliendo simplemente su deber al poner en
vigencia las reglas que deben practicarse en la escuela para que ésta
no se desmoralice.
Si los padres quisieran ponerse en la situación de los maestros
y ver cuán difícil resulta necesariamente manejar y disciplinar una
escuela de centenares de alumnos de todos los grados y diversas
mentalidades, es posible que, al reflexionar, verían las cosas en forma
diferente. Deberían considerar que algunos niños no han sido nunca
disciplinados en sus hogares. A menos que se haga algo por estos
hijos que han sido tan tristemente descuidados por padres infieles,
nunca serán aceptados por Jesús; a menos que se llegue a ejercer
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