Página 282 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
él nunca soñó. La belleza y virtud de la Palabra de Dios ejercen una
influencia transformadora sobre la mente y el carácter: las chispas
del amor celestial lloverán sobre el corazón de los niños como una
inspiración. Podremos llevar centenares y miles de niños a Cristo si
trabajamos por ellos
Antes que los hombres puedan ser verdaderamente sabios, deben
comprender que dependen de Dios, y deben estar henchidos de
su sabiduría. Dios es la fuente tanto del poder intelectual como
del espiritual. Los mayores hombres, que han llegado a lo que el
mundo considera como admirables alturas de la ciencia, no pueden
compararse con el amado Juan o el apóstol Pablo. La más alta
norma de virilidad se alcanza cuando se combina el poder intelectual
con el espiritual. A los que hacen esto, Dios los aceptará como
colaboradores consigo en la preparación de las mentes
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La obra más importante de nuestras instituciones educativas
en este tiempo consiste en presentar ante el mundo un ejemplo
que honre a Dios. Los santos ángeles han de vigilar la obra por
intermedio de agentes humanos, y todo departamento ha de llevar la
marca de la excelencia divina
Calificaciones de un maestro de escuela
Conseguid un hombre fuerte para que se destaque como director
de vuestra escuela, un hombre cuya fuerza física le sostenga en la
ejecución de un trabajo cabal de disciplina; un hombre calificado
para inculcar en los alumnos hábitos de orden, aseo y laboriosidad.
Haced una obra cabal en todo lo que emprendáis. Si sois fieles en
enseñar las materias comunes, muchos de vuestros alumnos podrán
ir directamente a la obra como colportores y evangelistas. No ne-
cesitamos pensar que todos los obreros deben tener una educación
avanzada
Al elegir maestros debemos aplicar toda precaución, sabiendo
que es un asunto tan solemne como la elección de las personas para
el ministerio. Hombres sabios que sepan discernir el carácter, deben
hacer la selección; porque se necesita el mejor talento que se pueda
obtener para educar y amoldar la mente de los jóvenes, y para llevar
adelante con éxito los muchos ramos de trabajo que han de hacer los
maestros en nuestras escuelas de iglesia. Ninguna persona de mente