Página 288 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

284
Consejos para la Iglesia
meta debería ser que fuera su trabajo tan perfecto como puedan
lograrlo las manos y el cerebro humanos
Es un pecado dejar que los niños se críen en la ociosidad. Ejer-
[380]
citen sus miembros y músculos, aun cuando los canse. Si no se los
recarga demasiado, ¿cómo puede el cansancio perjudicarle más que
a vosotros? Hay mucha diferencia entre el cansancio y el agotamien-
to. Los niños necesitan cambiar de ocupación más a menudo que
los adultos y tener con más frecuencia intervalos de descanso; pero
aun en edad temprana, pueden comenzar a aprender a trabajar, y
serán felices al pensar que se están haciendo útiles. El sueño les será
dulce después de un trabajo saludable, y quedarán refrigerados para
el siguiente día de trabajo
No debería ignorarse la lengua materna
En todo aspecto de la educación debe haber fines más importan-
tes que los que se logran mediante el mero conocimiento técnico.
Tómese, por ejemplo, el caso del lenguaje. Es de mayor importancia
la capacidad de escribir y hablar la lengua propia con facilidad y
exactitud, que aprender idiomas extranjeros, vivos o muertos. Pero
ninguna educación lograda por medio del conocimiento de las reglas
gramaticales puede compararse en importancia con el estudio del
idioma desde un punto de vista superior. A este estudio están ligadas,
en extenso grado, la felicidad o la desgracia de la vida
Las obras de los escépticos están prohibidas por Dios
¿Es propósito del Señor que los principios erróneos, los racioci-
nios falsos y los sofismas de Satanás se mantengan ante la atención
[381]
de nuestros jóvenes y niños? ¿Deben presentarse los sentimientos
paganos e incrédulos a nuestros alumnos como adiciones valiosas a
su caudal de conocimientos? Las obras de los escépticos más inte-
lectuales son obras de una mente prostituida al servicio del enemigo;
y ¿deben los que sostienen ser reformadores, que procuran dirigir
a los niños y los jóvenes en el camino recto, en la senda trazada
para que anden en ella los redimidos del Señor, imaginarse que Dios
desea que ellos presenten a la juventud para su estudio aquello que