La educación cristiana
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representará falsamente su carácter y lo pondrá en una luz falsa?
¡No lo permita Dios
Los resultados de una educación cristiana
Así como los niños cantaron en los atrios del templo “¡Hosanna!
Bendito el que viene en el nombre del Señor”, en estos últimos
días las voces infantiles se levantarán para dar el último mensaje de
amonestación a un mundo que perece. Cuando los agentes celestiales
vean que no se permite más a los hombres presentar la verdad, el
Espíritu de Dios descenderá sobre los niños y ellos harán en la
proclamación de la verdad una labor que los obreros de mayor edad
no podrán hacer, por cuanto su camino se hallará cerrado.
Nuestras escuelas de iglesia han sido instituidas por Dios para
preparar a los niños para esta gran obra. En ellas han de ser educados
los niños en las verdades especiales para este tiempo y en la obra
misionera práctica. Ellos han de alistarse en el ejército de obreros
para auxiliar a los enfermos y a los que sufren. Los niños pueden
tomar parte en la obra médico-misionera y mediante sus jotas y
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tildes pueden contribuir a llevarla adelante. Sus aportes podrán ser
pequeños, pero todo poquito ayuda, y por medio de sus esfuerzos
muchas almas serán ganadas para la verdad. Por su intermedio se
hará notorio el mensaje de Dios y su salud salvadora a todas las
naciones. Por lo tanto, preocúpese la iglesia por los corderos del
rebaño. Sean los niños educados y preparados para servir a Dios,
pues ellos son la heredad del Señor.
Debidamente dirigidas, las escuelas de iglesia serán los medios
de levantar el estandarte de la verdad en los lugares donde se hallan
establecidas; pues los niños que estén recibiendo una educación
cristiana serán testigos de Cristo. Así como Jesús resolvió en el
templo los misterios que sacerdotes y príncipes no habían discernido,
en la obra final de esta tierra, los niños que hayan sido debidamente
educados pronunciarán, en su sencillez, palabras que asombrarán a
hombres que ahora hablan de “educación superior”
Se me mostró que nuestro colegio fue destinado por Dios a rea-
lizar la grande y buena obra de salvar almas. Sólo cuando se los
coloca bajo el pleno dominio del Espíritu de Dios los talentos de
un individuo son utilizados al máximo. Los preceptos y principios