La importancia de la limpieza
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el organismo entero queda deprimido e inactivo y particularmente
expuesto a la enfermedad.
Los pulmones eliminan continuamente impurezas, y necesitan
una provisión constante de aire puro. El aire impuro no proporciona
la cantidad necesaria de oxígeno, y entonces la sangre pasa por
el cerebro y demás órganos sin haber sido vivificada. De ahí que
resulte indispensable una ventilación completa. Vivir en aposentos
cerrados y mal ventilados, donde el aire está viciado, debilita el
organismo entero, que se vuelve muy sensible al frío y enferma a
la menor exposición de aire. La reclusión en las habitaciones es lo
que torna pálidas y débiles a muchas mujeres. Respiran y vuelven a
espirar el mismo aire viciado, hasta recargarlo de materias tóxicas
expelidas por los pulmones y los poros, y las impurezas regresan así
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a la sangre
Muchos sufren enfermedades porque se niegan a recibir en sus
habitaciones en la noche el puro aire nocturno. El puro y gratuito
aire del cielo es una de las más ricas bendiciones de que podemos
gozar
La limpieza escrupulosa es esencial para la salud del cuerpo
y de la mente. El cuerpo elimina continuamente impurezas por
conducto de la piel, cuyos millones de poros se obstruyen pronto
con la acumulación de deshechos si no se la limpia por medio de
frecuentes baños. Entonces las impurezas que debieran evacuarse
por la piel sobrecargan los demás órganos de eliminación.
A muchas personas les aprovecharía un baño frío o tibio cada día,
por la mañana o por la noche. En vez de aumentar la propensión a
resfriarse, el baño, tomado debidamente, fortalece contra el frío, pues
estimula la circulación. La sangre es atraída a la superficie, de modo
que circula con mayor facilidad, y vigoriza tanto el cuerpo como
la mente. Los músculos se vuelven más flexibles, la inteligencia
más aguda. El baño calma los nervios. Ayuda a los intestinos, al
estómago y al hígado, y favorece la digestión.
Importa también que la ropa esté siempre limpia. Las prendas
de vestir que se llevan puestas absorben los desechos que el cuerpo
elimina por los poros, y si no se mudan y lavan con frecuencia, el
cuerpo volverá a absorber todas esas impurezas.
Cualquier forma de desaseo fomenta la enfermedad. Los gérme-
nes mortíferos abundan en los rincones obscuros y descuidados, en