Página 307 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

El alimento que comemos
303
valo el estómago efectuará su trabajo y estará entonces en condición
de recibir más alimento
Hay que observar cuidadosamente la regularidad en las comidas.
Al niño no se le debe dar de comer entre comidas, ni pasteles, ni
nueces, ni frutas, ni manjar de ninguna clase. La irregularidad en
las comidas destruye el tono sano de los órganos de la digestión,
en perjuicio de la salud y del buen humor. Y cuando los niños se
sientan a la mesa, no toman con gusto el alimento sano; su apetito
clama por manjares nocivos
Cuando nos entregamos al descanso, el estómago debe haber
[404]
concluido ya su tarea, para que él también pueda descansar, como
los demás órganos del cuerpo. A las personas de hábitos sedentarios
les resultan particularmente perjudiciales las cenas tardías.
En muchos casos, la sensación de debilidad que da ganas de
comer proviene del excesivo recargo de los órganos digestivos du-
rante el día. Estos, después de haber ingerido una comida, necesitan
descanso. Entre las comidas deben mediar cuando menos cinco o
seis horas, y la mayoría de las personas que quieran hacer la prueba
verán que dos comidas al día dan mejor resultado que tres
La costumbre de comer sólo dos veces al día es reconocida ge-
neralmente como beneficiosa para la salud. Sin embargo, en algunas
circunstancias habrá personas que requieran una tercera comida, que
debe ser ligera y de muy fácil digestión
Cuando los estudiantes combinan el recargo físico con el mental,
la objeción por la tercera comida queda eliminada en gran parte.
Permítase a los estudiantes que ingieran una tercera comida,
preparada sin verduras ni legumbres, pero con alimentos sencillos y
sanos, como fruta y pan
Los manjares no deben ingerirse muy calientes ni muy fríos. Si
la comida está fría, la fuerza vital del estómago se distrae en parte
para calentarlos antes que pueda digerirlos. Por el mismo motivo
las bebidas frías son perjudiciales, al par que el consumo de bebidas
calientes resulta debilitante. En realidad, cuando más líquido se
toma en las comidas, más difícil es la digestión, pues el líquido debe
quedar absorbido antes de que pueda empezar la digestión. Evítese
el uso de mucha sal y el de encurtidos y especias, consúmase mucha
[405]
fruta, y desaparecerá en gran parte la irritación que incita a beber
mucho en la comida.