Página 308 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
Conviene comer despacio y masticar perfectamente, para que la
saliva se mezcle debidamente con el alimento y los jugos digestivos
entren en acción
Aplicación de los principios de la reforma pro salud
En la reforma alimenticia hay verdadero sentido común. El
asunto debe ser estudiado con amplitud y profundidad, y nadie debe
criticar a los demás porque sus prácticas no armonicen del todo
con las propias. Es imposible prescribir una regla invariable para
regular los hábitos de cada cual, y nadie debe erigirse en juez de los
demás. No todos pueden comer lo mismo. Ciertos alimentos que son
apetitosos y saludables para una persona, bien pueden ser desabridos,
y aun nocivos, para otra. Algunos no pueden tomar leche, mientras
que a otros les asienta bien. Algunos no pueden digerir guisantes
o arvejas ni judías; otros los encuentran saludables. Para algunos
las preparaciones de cereales poco refinados son un buen alimento,
mientras que otros no las pueden comer
Cuando se han contraído hábitos dietéticos erróneos debe pro-
cederse sin tardanza a una reforma. Cuando el abuso del estómago
ha resultado en dispepsia deben hacerse esfuerzos cuidadosos para
conservar el resto de la fuerza vital, evitando todo recargo inútil.
Puede ser que el estómago nunca recupere la salud completa después
de un largo abuso; pero un régimen dietético conveniente evitará
un mayor aumento de la debilidad, y muchos se repondrán más o
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menos del todo.
Los hombres robustos empeñados en trabajo físico activo no
tienen tanto motivo de fijarse en la cantidad y calidad del alimento
como las personas de hábitos sedentarios; pero aun ellos gozarán de
mejor salud si ejercen dominio propio en el comer y en el beber.
Hay quienes quisieran que se les fijara una regla exacta para su
alimentación. Nadie puede sentar reglas estrictas para los demás.
Cada cual debe dominarse a sí mismo y, fundado en la razón, obrar
por principios sanos
La reforma alimenticia debe ser progresiva. A medida que van
aumentando las enfermedades en los animales, el uso de la leche y
los huevos se vuelve más peligroso. Conviene tratar de substituirlos
con comestibles saludables y baratos. Hay que enseñar a la gente