Página 32 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
ción General de los Adventistas del Séptimo Día. El año 1866 marcó
el comienzo de nuestra obra médica, y la gran obra educativa de la
denominación comenzó a principios de la década del 70. En 1868 se
había empezado a poner en práctica el plan de celebrar congresos
anuales, y en 1874 los adventistas del séptimo día enviaron su primer
misionero al extranjero.
Todos estos progresos fueron guiados por los numerosos conse-
jos orales y escritos que Dios dio a este pueblo por medio de Elena
G. de White.
Al principio, la mayoría de las comunicaciones enviadas a la
iglesia estaban escritas en forma de cartas individuales, o en artículos
que aparecían en
Present Truth
, nuestra primera publicación regular.
En 1851 ella publicó su primer libro, un opúsculo de 64 páginas
titulado
A Sketch of the Christian Experience and Views of Ellen G.
White
[Un esbozo de la experiencia cristiana y de las visiones de
Elena G. de White].
En 1855 se empezó a publicar una serie de folletos numerados,
cada uno de los cuales llevaba el título de
Testimony for the Church
[Testimonio para la iglesia]. Estos hacían accesibles los mensajes
de instrucción y corrección que, de vez en cuando, Dios enviaba
para bendecir, reprender y guiar a su pueblo. Para suplir la continua
demanda de estas instrucciones, se volvieron a publicar en 1885
en 4 tomos encuadernados, y, con la adición de otros tomos que
aparecieron entre 1889 y 1990, constituyen un conjunto de 9 tomos
conocidos como
Testimonies for the Church
[Testimonios para la
iglesia].
A los esposos White les nacieron 4 hijos. El primero, Enrique,
vivió hasta los 16 años; el último, Heriberto, murió a los tres meses.
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Los otros 2, Edson y Guillermo, llegaron a la madurez y se dedicaron
activamente a la obra de la denominación adventista del séptimo día.
En respuesta a un pedido de la Asociación General, Elena G.
de White fue a Europa en el verano de 1885. Allí dedicó 2 años a
fortalecer la obra que se estaba desarrollando en el continente. Hizo
de Basilea, Suiza, su centro, pero viajó extensamente por la Europa
Meridional, Central y Septentrional, para asistir a los congresos de
la iglesia.
Pasó luego 4 años en los Estados Unidos, y en 1891, en respuesta
al pedido de la Asociación General, se embarcó para Australia. Allí