Página 325 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Fidelidad en la reforma pro salud
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Si bien se han dado advertencias en relación a los peligros de
enfermedad que derivan de la mantequilla y al mal que ocasiona el
uso copioso de huevos por parte de las criaturas, no debe conside-
rarse como violación de nuestros principios el consumo de huevos
provenientes de gallinas bien cuidadas y convenientemente alimenta-
das. Los huevos contienen ciertos principios que obran eficazmente
contra determinados venenos.
Algunos, al abstenerse de leche, huevos y mantequilla, no prove-
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yeron a su cuerpo una alimentación adecuada y como consecuencia
se han debilitado e incapacitado para el trabajo. De esta manera, la
reforma pro salud ha sido desacreditada. La obra que nos hemos
esforzado por levantar sólidamente se confunde con las extravagan-
cias que Dios no ha ordenado, y las energías de la iglesia se ven
estorbadas. Pero Dios intervendrá para contrarrestar los resultados
de ideas tan extremistas. El propósito del Evangelio es reconciliar a
la raza pecaminosa. Debe llevar a pobres y ricos a los pies de Jesús.
Llegará el tiempo cuando tal vez tengamos que dejar algunos
de los alimentos que usamos ahora, como la leche, la crema y los
huevos; pero no necesitamos crearnos dificultades por restricciones
prematuras y exageradas. Esperemos que las circunstancias lo exijan
y que el Señor prepare el camino.
Los que quieran proclamar con éxito los principios de la reforma
pro salud deben tomar la Palabra de Dios como su guía y consejera.
Sólo procediendo así podrán ocupar una posición ventajosa. No
contrarrestemos la reforma pro salud al no reemplazar por manjares
sanos y agradables los alimentos nocivos que hemos abandonado. En
manera alguna debe fomentarse el uso de estimulantes. Comamos
solamente alimentos sencillos y sanos, y demos gracias a Dios cons-
tantemente por los principios de la reforma pro salud. Seamos fieles
e íntegros en todas las cosas y alcanzaremos preciosas victorias.
Deben considerarse las condiciones locales
Mientras combatimos la glotonería y la intemperancia, debemos
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tener en cuenta las condiciones a las que la familia humana está
sujeta. Dios ha suplido las necesidades de los que viven en las dife-
rentes partes del mundo. Los que quieran colaborar con Dios deben
reflexionar con cuidado antes de especificar qué alimentos deben