Página 354 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

350
Consejos para la Iglesia
¿A quién debe hacerse la confesión?
Todos los que tratan de excusar u ocultar sus pecados, dejándolos
sin confesar y sin haber sido perdonados en los registros del cielo,
serán vencidos por Satanás. Cuanto más exaltada sea su profesión
y honroso el puesto que desempeñen, tanto más graves aparecen
[468]
sus faltas a la vista de Dios, y tanto más seguro es el triunfo de su
gran adversario. Los que tardan en prepararse para el día del Señor,
no podrán hacerlo en el tiempo de angustia ni en ningún momento
subsiguiente. El caso de los tales es desesperado
No se requiere de usted que se confiese ante aquellos que no
conocen su pecado y sus errores. No es su deber publicar una confe-
sión que haga triunfar a los incrédulos; debe confesarse ante quienes
corresponde, ante los que no se aprovecharán de sus yerros. Confié-
sese de acuerdo con la Palabra de Dios, y permita que sus prójimos
oren por usted y Dios aceptará su obra y le sanará. Por amor de su
alma, escuche las súplicas que le instan a hacer una obra cabal para
la eternidad. Ponga a un lado su orgullo, su vanidad, y haga lo recto.
Vuelva al redil. El Pastor le aguarda y le recibirá. Arrepiéntase, haga
sus primeras obras, y vuelva a gozar del favor de Dios
Cristo es su Redentor, y no tomará ventaja de sus confesiones
humilladoras. Si tienen pecados de carácter privado, confiésenlos
a Cristo, quien es el único Mediador entre Dios y el hombre. “Y
si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo”.
1 Juan 2:1
. Si han pecado reteniendo de Dios
sus diezmos y ofrendas, confiesen su culpa a Dios y a la iglesia,
y obedezcan lo que él ha ordenado: “Traed todos los diezmos al
alfolí”.
Malaquías 3:10
El pueblo de Dios debe avanzar de manera inteligente. No deben
quedar satisfechos hasta que cada pecado conocido ha sido confesa-
do. Después, es su privilegio y deber creer que Jesús los acepta. No
deben esperar a que otros se abran camino en medio de la oscuridad
[469]
y obtengan la victoria para que ellos la disfruten. Tal gozo durará
sólo hasta que se termine la reunión. Debemos servir a Dios por prin-
cipio y no por sentimiento. Cada mañana y cada noche obtened la
victoria para vosotros en vuestra propia familia. Que vuestro trabajo
diario no os impida esto. Tornad tiempo para orar, y mientras oráis,
creed que Dios os escucha. Mezclad la fe con vuestras oraciones.