Página 359 - Consejos para la Iglesia (1991)

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La observancia del santo sábado de Dios
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En todo lo que pertenece al éxito de la obra de Dios, las primeras
victorias se han de ganar en el hogar. Allí debe empezar la prepara-
ción para el sábado. Recuerden los padres durante toda la semana
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que su hogar ha de ser una escuela en la cual sus hijos se prepararán
para los atrios celestiales. Sean correctas sus palabras. No escapen
de sus labios expresiones que sus hijos no debieran oír. Mantengan
su espíritu libre de irritación. Padres, vivid durante la semana como a
la vista de un Dios santo, que os ha dado hijos para que los preparéis
para él. Educad así la pequeña iglesia que hay en vuestro hogar, a
fin de que el sábado todos puedan estar preparados para adorar en el
santuario del Señor. Presentad cada mañana y noche vuestros hijos
a Dios como su heredad comprada con sangre. Enseñadles que es su
más alto deber y privilegio amar y servir a Dios.
Cuando el sábado se recuerda así, no se permitirá que lo temporal
usurpe lo que pertenece a lo espiritual. Ningún deber que incumbe a
los seis días hábiles será dejado para el sábado. Durante la semana
nuestras energías no se agotarán de tal manera en el trabajo temporal
que, en el día en que el Señor descansó y fue refrigerado, estemos
demasiado cansados para dedicarnos a su servicio.
Aunque deben hacerse preparativos para el sábado durante toda
la semana, el viernes es un día especial de preparación. Por medio
de Moisés, el Señor dijo a los hijos de Israel: “Mañana es el santo
día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer,
cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os
sobrare, guardadlo para mañana”. “El pueblo se esparcía y lo recogía
[el maná] y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía
en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite
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nuevo”.
Éxodo 16:23
;
Números 11:8
. Había algo que hacer para
preparar el pan enviado por el cielo a los hijos de Israel. El Señor
les dijo que esta obra debía hacerse en viernes, día de preparación.
Termínense el viernes los preparativos para el sábado. Cuidad de
que toda la ropa esté lista y que se haya cocinado todo lo que debe
cocinarse, que se hayan lustrado los zapatos y tomado los baños. Es
posible lograr todo esto. Si lo establecéis como regla, podéis hacerlo.
El sábado no debe destinarse a reparar ropas, a cocinar alimentos, a
los placeres, o a otra ocupación mundanal. Antes de que se ponga el
sol, debe ponerse a un lado todo trabajo secular, y guardarse fuera
de la vista todos los periódicos de ese carácter. Padres, explicad a