Página 362 - Consejos para la Iglesia (1991)

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Consejos para la Iglesia
muerte, son todos resultados de la desobediencia a Dios. Invitadlos
a ver cómo la tierra, aunque mancillada por la maldición del pecado,
sigue revelando la bondad de Dios. Los campos verdes, los altos
árboles, la alegre luz del sol, las nubes, el rocío, la quietud solemne
de la noche, la gloria del cielo estrellado y la luna en su belleza,
todo da testimonio del Creador. No cae una gota de lluvia ni un rayo
de sol sobre nuestro mundo desagradecido que no testifique de la
tolerancia y del amor de Dios.
Habladles del camino de la salvación; de cómo “amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16
. Repítase la
dulce historia de Belén. Preséntese a Jesús a los niños, como niño
obediente a sus padres, como joven fiel y laborioso, que ayudaba a
sostener la familia. Así podéis enseñarles que el Salvador conoce las
pruebas, perplejidades y tentaciones, las esperanzas y los goces de
los jóvenes, y que puede simpatizar con ellos y ayudarles. De vez en
cuando, leedles las interesantes historias de la Biblia. Interrogadlos
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acerca de lo que han aprendido en la escuela sabática y estudiad con
ellos la lección del próximo sábado
En el sábado debe haber una solemne dedicación de la familia
a Dios. El mandamiento incluye a todos los que están dentro de
nuestras puertas; todos los comensales de la casa deben poner a un
lado sus quehaceres mundanos, y dedicar las horas sagradas a la
devoción. Unanse todos en servir alegremente a Dios en su santo
día
Cristo dijo: “Porque donde están dos o tres congregados en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.
Mateo 18:20
. Dondequiera
que haya siquiera dos o tres creyentes, reúnanse en sábado para pedir
al Señor el cumplimiento de su promesa.
Los pequeños grupos reunidos para adorar a Dios en su santo día
tienen derecho a pedir la rica bendición de Jehová. Deben creer que
el Señor Jesús es un huésped honrado en sus asambleas. Cada ver-
dadero adorador que santifica el sábado debe aferrarse a la promesa:
“Para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico”.
Éxodo 31:13
El sábado fue hecho para el hombre, para beneficiarle al apartar
su espíritu de la labor secular a fin de que contemple la bondad y
la gloria de Dios. Es necesario que el pueblo de Dios se reúna para
hablar de él, para intercambiar pensamientos e ideas acerca de las