Consejos sobre mayordomía
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otros asuntos manifestará la misma falta de principios que reveló al
apropiarse indebidamente de los recursos de Dios. Ello se verá en
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todo lo relacionado con sus propios negocios. El hombre que roba a
Dios cultiva rasgos de carácter que le impedirán ser admitido en la
familia de Dios en el cielo
Dios evalúa los dones por el amor que motiva el sacrificio
En las balanzas del santuario, los donativos de los pobres, pre-
sentados por amor a Cristo, no se estiman según la cantidad dada,
sino según el amor que motiva el sacrificio. Las promesas de Jesús
llegarán a ser tan ciertamente una realidad para el pobre generoso,
que tiene poco que ofrecer, pero lo da con liberalidad, como para el
pudiente que da de su abundancia. El pobre hace un sacrificio de lo
poco que posee y lo siente en realidad. Se niega alguna de las cosas
que necesita para su comodidad, mientras que el rico da de su abun-
dancia y no siente ninguna necesidad, no se niega nada de lo que
realmente le hace falta. Por lo tanto, la ofrenda del pobre tiene un
carácter sagrado que no se encuentra en la ofrenda del rico, porque
éste da de su abundancia. La providencia de Dios organizó todo el
plan de la benevolencia sistemática para beneficio del hombre. Su
providencia nunca se paraliza, Si los siervos de Dios entran por las
puertas que él les abre, todos trabajarán activamente
Las ofrendas de los niños pueden ser aceptables y gratas a Dios.
De acuerdo con el espíritu que impulsa a los donativos será el valor
de la ofrenda. Los pobres, al seguir la regla del apóstol de apartar
una pequeña suma cada semana, ayudan a llenar la tesorería, y sus
dones son completamente aceptables para Dios; porque ellos hacen
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sacrificios tan grandes, y aun más grandes que sus hermanos ricos.
El plan de la benevolencia sistemática guardará a toda familia contra
las tentaciones de gastar recursos en cosas inútiles; y beneficiará
especialmente a los ricos al evitar que cometan despilfarros
La recompensa de la generosidad expresada con toda el alma
consiste en que la mente y el corazón son puestos en comunión más
íntima con el Espíritu
Pablo traza una regla para dar a la causa de Dios, y nos dice
cuál será el resultado tanto para nosotros como para Dios. “Cada
uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por nece-