430
Consejos para la Iglesia
controversia, ni despertar antagonismo en los que no son de nuestra
fe.
Llegará el momento en que las expresiones incautas de un carác-
ter denunciador, que hayan sido pronunciadas o escritas negligente-
mente por nuestros hermanos, serán usadas por nuestros enemigos
para condenarnos. Las emplearán no sólo para condenar a los que
hicieron las declaraciones, sino que las cargarán a toda la organi-
zación adventista. Nuestros acusadores dirán que en tal día y tal
día, uno de nuestros hombres de responsabilidad habló así y así
[577]
contra la administración de las leyes de este gobierno. Muchos se
quedarán asombrados al ver cómo fueron archivadas muchas cosas
que darán pie a los argumentos de nuestros adversarios. Muchos se
sorprenderán al oír como sus propias palabras se repiten exageradas,
para darles un significado que no se proponían darles. Por lo tanto,
ejerzan cuidado nuestros hermanos y hablen cautelosamente en todo
momento y en toda circunstancia. Sean todos cautos, no sea que por
expresiones temerarias provoquen un tiempo de aflicción antes de la
gran crisis que ha de probar las almas de los hombres.
Debemos recordar que el mundo nos juzgará por lo que aparen-
tamos ser. Procuren no manifestar inconsecuencia de carácter los
que quieren representar a Cristo. Antes de avanzar al frente, veamos
que el Espíritu Santo haya sido derramado sobre nosotros. Cuando
tal sea el caso, daremos un mensaje decidido, pero de un carácter
mucho menos condenatorio que el que han estado dando algunos; y
todos los creyentes serán mucho más fervientes en pro de la salva-
ción de nuestros oponentes. Dejemos a Dios la responsabilidad de
condenar a las autoridades y a los gobiernos. Con mansedumbre y
amor, defendamos como centinelas fieles los principios de la verdad
tal cual es en Jesús
Leyes dominicales
Mientras profesan estar aliados con el Cielo y pretendan tener
carácter de cordero, los poderes religiosos mostrarán por sus hechos
que tienen corazón de dragón y que son inspirados y dominados
[578]
por Satanás. Se acerca el tiempo cuando el pueblo de Dios será
perseguido porque santifica el séptimo día. Satanás hizo cambiar el
día de reposo con la esperanza de derrotar los designios de Dios.