Página 456 - Consejos para la Iglesia (1991)

Basic HTML Version

452
Consejos para la Iglesia
ordenado, pudiesen presentar al mundo la influencia de la verdad
sobre el corazón humano.
Por su falta de devoción y piedad, por no haber alcanzado una
alta norma religiosa, contribuyen a que otras almas se conformen con
su situación. Los hombres de juicio finito no pueden ver que al seguir
el modelo de estos hombres, que tan a menudo les comunicaron los
tesoros de la Palabra de Dios, pondrán ciertamente en peligro sus
almas. Jesús es el único modelo. Cada uno debe escudriñar la Biblia
por su cuenta, de rodillas delante de Dios, con el corazón humilde y
susceptible de ser enseñado como el de un niño si quiere conocer lo
que el Señor requiere de él. Por muy grande que sea la altura en que
haya estado cualquier ministro en el favor de Dios, si deja de seguir
la luz que Dios le dio, si se niega a ser enseñado como un niñito,
[608]
caerá en las tinieblas y los engaños satánicos, y conducirá a otros
por la misma senda.
Ninguno de nosotros recibirá jamás el sello de Dios mientras
nuestros caracteres tengan una mancha. Nos toca a nosotros remediar
los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma de toda
contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como
cayó la lluvia temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés.
Nadie necesita decir que su caso es desesperado, que no puede
vivir como cristiano. Con la muerte de Cristo ha sido hecha amplia
provisión para toda alma. Jesús es nuestro auxilio constante en
tiempo de necesidad. Invoquémosle con fe, que él prometió oír y
contestar nuestras peticiones.
¡Ojalá que tengamos fe viva y activa! La necesitamos; debemos
tenerla, o desmayaremos y caeremos en el día de la prueba. Las
tinieblas que descansarán entonces sobre nuestra senda, no deben
desalentarnos ni desesperarnos. Son el velo con que Dios cubre
su gloria cuando viene a impartir ricas bendiciones. Por nuestra
experiencia pasada, debemos saber esto. En aquel día en que Dios
tenga controversia con su pueblo, esta experiencia será una fuente
de consuelo y esperanza.
Ahora es cuando debemos guardarnos a nosotros y a nuestros
hijos sin contaminación del mundo. Ahora es cuando debemos lavar
el manto de nuestro carácter y emblanquecerlo en la sangre del
Cordero. Ahora es cuando debemos vencer el orgullo, la pasión y la
pereza espiritual. Ahora es cuando debemos despertarnos y hacer un